Préstame tu Vida Préstame tus manos, para que con ellas pueda seguir curando, ayudando, bendiciendo y acariciando.
Préstame tus pies, para que pueda seguir acudiendo a las llamadas de tantos desvalidos y para correr detrás de los que se descarrían tras cosas que aman. Préstame tu lengua, para seguir dando buenas noticias a todos, denunciando las injusticias, consolando a los tristes, enseñando a amarse. Préstame tus ojos, para mirar con ternura y cariño a toda la gente. Préstame tu rostro, para sonreír a pesar de todo, para iluminar todas las situaciones con mirada de perdón, de gracia, de luz, de alegría y de paz. Te pido, en fin, tu corazón, para que yo pueda seguir amando a mi manera. Si me los prestas, no hace falta que te desprendas de ellos. Es muy sencillo: utilízalos tú, como si fuesen míos, como si ahora te los prestara yo. Haz tú con ellos lo que estoy deseando hacer yo.
Enviado por Juan Marin Alcaraz
|