Alivia el estrés. Libera las experiencias negativas del pasado. Genera una sensación de bienestar más intensa y duradera que una clase de gimnasia o una práctica de yoga. La panacea para estos tiempos vertiginosos existe y se llama yoga kum nye. No es una disciplina nueva, proviene del budismo tibetano, y desde hace 15 años se practica en Buenos Aires. Arnaud Maitland (63) es senior instructor de esta disciplina y habló con Para Ti. “Me interioricé acerca del yoga kum nye en 1977, cuando conocí al lama tibetano Tarthang Tulku, y entendí lo que realmente era significativo para mí. Y una de esas cosas es que lo que pertenece al presente es importante, sin olvidarnos del pasado, pero aprendiendo de él”, cuenta este holandés radicado hace más de treinta años en Estados Unidos. Graduado en Leyes, es máster en filosofía y psicología en budismo tibetano. Actualmente realiza conferencias y seminarios sobre yoga kum nye. En su trabajo, Maitland incorpora las antiguas enseñanzas del budismo tibetano a la vida contemporánea. Su más reciente libro, Vivir sin arrepentimiento, que nació de la pérdida de su madre, ayuda a reflexionar sobre los pensamientos negativos para poder superarlos.
¿Qué es el yoga kum nye? Es una práctica nacida del budismo tibetano que se usa para estimular las energías internas que se mueven dentro del cuerpo de un modo armónico. Estas energías que se activan estuvieron de alguna manera anuladas, y al estimularlas la persona se convierte en un ser más auténtico. Es un sistema suave de curación que alivia el estrés y transforma los patrones negativos, ayudándonos a estar más sanos y equilibrados y a aumentar nuestro goce y apreciación de la vida.
¿Cuáles son las diferencias con el yoga tradicional? En el yoga kum nye usamos el cuerpo, la respiración y la mente para estimular la energía. Primero hay que relajarse para después poder estimular la energía. Además, en el yoga kum nye no nos interesan las posturas, trabajamos con el cuerpo solamente para poder desarrollar espacio interior. Cuanto más espacio interior obtenemos, más energía puede fluir libremente dentro nuestro. Por otra parte, trabajamos con la postura zen para liberar lo que está trabado. Dado que conduce a la integración de cuerpo y mente, esta relación tiene una cualidad vital y duradera, más intensa que la sensación de bienestar generada por el ejercicio físico o por el yoga tradicional.
En tu último libro, Vivir sin arrepentimiento, hablaste del pasado. ¿Cómo puede afectarnos en nuestra vida diaria? Nos afecta mucho, y no sólo nuestro pasado personal, sino también el del país, y lo percibimos en el cuerpo. Por ejemplo, yo nací en Holanda después de la segunda guerra, no viví la guerra pero nací con esa experiencia porque la guerra todavía estaba ahí y la tomé como si se tratara de residuos. Y para entender cómo nos afecta podría decirte que el sistema energético es como la estructura de cañerías que tiene una casa; el residuo (el pasado) está ahí obstaculizando la circulación, si se lo destapa, el agua fluye. Lo mismo pasa con la energía. Si tengo muchas experiencias negativas, no va a haber circulación de energía. Por eso es importante trabajar con el cuerpo y la respiración buscando que esos residuos que tapan, se reciclen para que la energía pueda volver a fluir.
Concretamente, ¿cuáles son los beneficios del yoga kum nye? A veces estamos demasiado densos y agobiados para disfrutar la vida. El yoga kum nye abre los sentidos y al corazón, de modo que podemos sentirnos más satisfechos y realizados. Así logramos apreciar más plenamente cada aspecto de nuestra existencia. Con toda seguridad, la persona que practica esta técnica se siente mejor, más completa. Y esto se debe a que las energías fluyen armónicamente por todo el cuerpo.
Si el yoga kum nye “destapa” los canales de energía reciclando nuestras experiencias negativas del pasado, ¿podemos decir que funciona como un mecanismo de curación? Absolutamente. Cuando la energía de la cabeza, del corazón, del estómago fluye de manera pareja, a esa integración de energías lo llamamos curación. Y cuando las energías fluyen, uno tiene la sensación de calma interior. Pero cuidado porque no podemos hablar de curación física, no puedo decir que si practico kum nye me voy a curar de un cáncer. Pero sí te puedo asegurar que las personas que practican kum nye se enferman poco porque en definitiva la enfermedad tiene que ver con el desequilibrio del flujo de la energía.
Entonces, es una buena herramienta para manejar el estrés. Alivia el estrés porque quita la presión. El problema es que la gente estresada no tiene tiempo para practicarla. Pero si realmente se tomaran un poco de tiempo para practicar esta disciplina, descubrirían que ganarían más tiempo. Esto es porque lográs tener más energía y entonces tenemos más opciones. Y lo cierto es que una persona estresada no tiene muchas opciones. Creo que nuestro principal problema es que estamos desconectados de nuestro cuerpo y vivimos conectados a nuestra cabeza. Y si no hay cuerpo, no hay un sentir. Uno de los secretos del kum nye es entrar en contacto con el sentir, algo fundamental para estar conectado con el cuerpo. Hoy tenemos dificultades para saber qué es realmente lo importante: estamos preocupados pagando cuentas, llevando a los chicos a la escuela, tratando de seguir una agenda. Pero no nos tomamos el tiempo para que nuestra alma interior pueda aparecer. Y la verdad el paso que hay que dar es muy pequeño, hay que darse cuenta y permitirse sentir. Es importante practicar la apreciación por la vida y entender que el peor obstáculo es la pereza. El yoga kum nye es un camino en sí mismo y lo puede practicar cualquiera.