La imagen completa de una manía en el paciente puede ser muy variable según la persona y a cada episodio. El paciente toma conciencia de las consecuencias sociales así como del sufrimiento de sus familiares y amigos cuando la manía empieza a disminuir. Es muy probable también que sentimientos de vergüenza y culpabilidad sigan estos episodios. Mientras trascurren los familiares no pueden impedir la acción del enfermo, ya que éste no se deja frenar ni aleccionar.
Es importante comentar que la mayoría de los comportamientos observables durante la manía no provienen del carácter o de la personalidad del enfermo, que durante un episodio maníaco, no se da cuenta de que está enfermo puesto que se siente 'perfectamente bien', lo cual conlleva a un tratamiento aún más difícil.
Un episodio maníaco se caracteriza principalmente por una modificación del humor de la persona, así como por la presencia de alguno/s de los síntomas que describimos más abajo. Muchos aspectos permiten que se considere la manía como una 'depresión invertida', en el sentido de una aceleración e intensificación de los pensamientos y de las emociones .Todo es más fuerte, más vivo, más intenso, incluyendo el dolor moral o la tristeza.
Los síntomas más típicos serían:
• Excitación, exaltación, sentidas como 'presiones internas'.
• Humor elevado: clásicamente eufórico.
• Actividad sin reposo.
• Disminución del pudor, pérdida de inhibición, pudiendo llegar a actitudes de seducción y contactos sexuales excesivos, teniendo en cuenta que la persona en estado normal no habría deseado tener ese tipo de comportamiento.
• Aceleración del pensamiento: nuevos y numerosos pensamientos pasan por la mente de la persona sin que ésta pueda detenerlos.
• Dificultad para concentrarse, fácil distracción.
• Fuga de ideas: dificultad para seguir el discurso de una persona que sufre de manía.
• Logorrea: habla abundante, acelerada e imparable, siendo esto el reflejo de la aceleración del pensamiento.
• Disminución de la necesidad de dormir sin que la persona sienta la fatiga asociada a esa falta de reposo.
• Sentimiento altruista: ganas de ayudar a los demás, hiperempatía.
• Hipersensibilidad afectiva y sensorial.
• Labilidad emocional: pasar de la risa a las lágrimas con mucha facilidad.
En el transcurso de una manía, o un delirio de grandeza, el enfermo puede envolverse en asuntos que pueden tener consecuencias muy graves para las personas concernidas, sus familiares o él mismo.