La felicidad nace en las
acciones diarias
La felicidad es el destino del hombre.
Todos apetecemos durables goces y placeres.
Si nos preguntaran cuáles son nuestros tres
más ardientes anhelos, la mayoría
responderíamos: salud, riqueza y felicidad;
pero si la pregunta se contrajese al
supremo anhelo, la mayor parte lo
cifrarían en la felicidad.
Verdaderamente todo ser humano
anda en perpetua búsqueda de la felicidad,
pues aun sin darnos cuenta nos asalta
este poderoso incentivo.
Todos. Nos esforzamos en mejorar las
condiciones de nuestra vida para vivir con
algún mayor desahogo, creyendo que
esto ha de darnos la felicidad.
Poco a poco, procuramos emanciparnos de
tareas ingratas y duras; pero aun cuando
desde los albores de la historia haya ido
la raza humana en busca de la felicidad
¡cuán pocos la poseyeron y cuán menos
supieron lo que es!
Quien fue en busca de la felicidad
no la halló donde la buscaba;
pues nadie puede hallarla si va en
pos de ella, porque dimana de las acciones
y no es producto de caza como las
reses acosadas por los ojeadores.
Tan sencilla es la verdadera felicidad,
que la mayor parte de las gentes no
reparan en ella. Es hija de lo
más humilde, tranquilo y modesto
que en el mundo existe.
La felicidad no mora entre los ruines
ideales del egoísmo, ociosidad y discordia.
Por el contrario, es amiga de la armonía,
de la verdad, belleza, cariño y sencillez.
Multitud de hombres alegan riquezas,
pero a costa de su impotencia
para disfrutarlas.
VidaPositiva.com
Cristina.-
|