Por Valeria Vera De la redacción de lanacion.com
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'La vida que tuvimos antes la tenemos que borrar por completo y
dar un vuelco a otra vida. Hoy me río de todo, soy otra'.
Norma Abbate, enferma de cáncer desde hace 14 años,
describe así su propia 'medicina' para no caer en el miedo y
la incertidumbre que suelen teñir los días de quienes sufren
esta enfermedad.
La entereza, fortaleza y optimismo que transmite esta docente,
de 57 años, mientras relata a lanacion.com el aprendizaje que
supuso esta batalla, sorprende y conmueve a quien la observa.
Es que la llegada del cáncer obligó a Norma a cambiar su
manera de vivir, pero también de mirar la vida, y hoy encuentra su
refugio en las pequeñas cosas.
'Yo antes le daba mucha atención al trabajo o al arreglo
de la casa. Ahora hay que pintar y no me importa demasiado.
Al trabajo lo tuve que dejar, al aula ya no voy más, pero tengo
otras alternativas, porque la vida tiene diez mil alternativas.
No se trata sólo del trabajo, el dinero, el auto, la vestimenta,
estar bien peinado o hacerse las uñas', expresa.
'Hoy pienso en otra cosa. Veo brotar los árboles, les doy de
comer a los pájaros, miro las veredas, las calles, los chicos,
valoro otras cosas. Antes con tantas horas de clases no veía
nada de esto y creo que todo eso ayuda a estar mejor.
Si no te vas para abajo y eso es lo que hay que desechar
por completo', prosigue.
Herramientas. En su discurso juega permanentemente con
la ironía y el humor y atribuye a estas herramientas gran parte
de su recuperación. Entre risas confiesa que, a veces,
hasta sus propios médicos descreen de su estado de salud
cuando llega a la consulta.
Para esta profesora de lengua y literatura y francés todo
pasa por ayudarse y dejarse ayudar, cuidar la autoestima y no
'autoboicotearse'. 'Muchas veces queremos tirar la toalla o
no estar más en este mundo, pero siempre hay algo increíble
que nos hace salir de eso. Voy a un grupo de enfermos oncológicos
porque pienso que si uno se aísla de todo no se va para ningún lado,
por más remedio que te den', dice y destaca el acompañamiento
constante que recibe de su familia.
Norma transita la enfermedad negándose a que la gente le
tenga lástima o la compadezca. Esas son las cosas que la fastidian
o le generan enojo y de las que prefiere tomar distancia.
'Es la cabeza de uno la que tiene que funcionar para salir adelante',
sostiene.
Tomando como puntapié esa filosofía, optó por saldar cuentas pendientes
y darle un amplio lugar a los momentos gratos:
'En el 95, después de una sesión de rayos, le dije a una íntima amiga:
«Vámonos a Francia. Yo no sé si me voy a morir después de esto.
¿Me acompañas?» Llamé a mi marido y le dije:
«Mañana a las 14 sale un avión para París».
Vos estás loca, me dijo, pero fui igual y la pasé bien.
Cuando volví los análisis fueron buenos. Muchas veces pienso
que el cáncer es producto del estrés'.
Otra filosofía. Hoy lejos de los pizarrones y los exámenes,
estrenó un nuevo rol en la escuela para no perder el contacto.
Desde hace una semana realiza tareas administrativas,
'de tipo oficina y más livianas', que le permiten 'no extrañar', aunque,
según aclara, no sea lo que más disfruta: 'Me dan esta oportunidad
y tengo que aprovecharla hasta que mi cuerpo diga basta.
Hoy estoy acá, mañana no sé. Ninguno lo sabe, pero en nuestro
caso tenemos la espada ahí y tratamos de no pensar'.
Fiel a su estilo, Norma alimenta a diario sus deseos de
progresar y no estancarse. Busca mantenerse activa y realizar
sólo aquello que le genera placer. Por eso, en su tiempo
libre se dedica a leer, hacer palabras cruzadas e investigar
en libros e Internet temas que le interesan para no olvidar lo
que sabe. También escucha diálogos en francés para
conservar la pronunciación y de vez en cuando traduce algunos
textos. 'Si tengo ganas de ir al teatro, voy. Si no tengo ganas,
no voy. Si tengo ganas de charlar, charlo. Si no, no lo hago',
apunta.
'Hoy estoy bien, pero he tenido mis días de llanto.
Cuando realmente estás mal, esto es el infierno, como decía
Peña [por Fernando, el actor]. Pero la depresión va y viene y
uno tiene que tratar de salir, de correr, correr y correr, para
que la enfermedad no nos alcance y termine ganando', asegura.
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