Una profesora universitaria inició un simpático experimento
entre sus alumnos. A cada uno le dio dos cintas diciéndole
personalmente: 'Eres importante para mi “, y le colocó una
cinta a cada uno.
Cuando concluyó les dijo que 'eso era lo que pensaba de ellos'.
Luego les explicó de qué se trataba el experimento:
tenían que darle una cinta a alguien que fuera importante para ellos,
explicándoles el motivo.
El resultado esperado era ver cuánto podía influir en las
personas ese pequeño detalle. Todos salieron de la clase
comentando o pensando a quien darían sus cintas. Algunos
mencionaron a sus padres, a sus hermanos o sus novios, pero entre
aquellos estudiantes, había uno que estaba muy lejos de su casa.
Este muchacho había conseguido una beca para esa Universidad y
al estar lejos de su hogar, no podía darle esa cinta a sus padres o
a sus hermanos. Pasó toda la noche pensando a quién daría la cinta.
Al otro día muy temprano creía tener la respuesta.
Tenía, en su trabajo, un jefe muy exigente, pero a quien
apreciaba de corazón...
El joven estudiante regresó a sus labores y ya casi a la hora de
la salida se animó a poner en acción su idea: le quería entregar las
dos cintas a su jefe.
El jefe era una persona huraña y siempre muy atareada, por lo
que tuvo que esperar que estuviera 'desocupado'.
Cuando consiguió verlo, su jefe estaba inmerso en la lectura de
los nuevos proyectos de su departamento. La oficina estaba
repleta de correspondencia y papeles.
El jefe sólo gruño: '¿Qué desea?' El joven empleado le explicó
tímidamente el propósito de su visita y le mostró las dos cintas.
El jefe asombrado, le preguntó: '¿Por qué cree usted que soy
el más indicado para recibir esa cinta?'
El joven ejecutivo le respondió que él lo admiraba por su capacidad
y entusiasmo en los negocios, además de que él había aprendido
mucho y estaba orgulloso de estar bajo su mando.
El jefe titubeó, pero recibió con agrado las dos cintas, no muy a
menudo se escuchan esas palabras con sinceridad estando en
el puesto en el que él se encontraba. El joven empleado se despidió
cortésmente del jefe y, como ya era la hora de salida,
se fue a su casa.
El jefe, acostumbrado a estar en la oficina hasta altas horas,
esta vez se fue temprano a su casa.
En la solapa llevaba una de las cintas y la otra la guardó en el bolsillo
de su camisa. Se fue reflexionando mientras manejaba rumbo a
su casa. Su esposa se extrañó de verlo tan temprano y pensó que
algo le había pasado, cuando le preguntó si había ocurrido algo,
él respondió que nada, que ese día quería estar con su familia.
La esposa se extrañó, ya que su esposo acostumbraba llegar
de mal humor. El jefe preguntó: '¿Dónde está nuestro hijo?'
La esposa lo llamó, ya que estaba en él piso superior de la casa.
El hijo bajó y el padre le dijo: 'Acompáñame'. Ante la mirada
extrañada de la esposa y del hijo, ambos salieron de la casa.
El jefe era un hombre que no acostumbraba gastar
'su valioso tiempo' en su familia, con frecuencia.
Tanto el padre como el hijo se sentaron en el porche de la casa.
El padre miró a su hijo, quien a su vez lo miraba extrañado.
Le empezó a decir que sabía que no era un buen padre, que muchas
veces se perdió algunos mementos que sabía eran importantes.
Le mencionó que había decidido cambiar, que quería pasar más
tiempo con ellos, ya que su madre y él, eran lo más importante que
tenía. Le mencionó lo de las cintas y su joven empleado. Le dijo que
lo había pensado mucho, pero quería darle la cinta a él,
ya que era lo más importante, lo más sagrado para él;
que el día en que nació, fue el más feliz de su vida y
que estaba muy orgulloso de él.
Todo esto, mientras le prendía la cinta y le decía:
'Eres importante para mi “.
El hijo con lágrimas en los ojos, le dijo:
'Papá, no sé que decir.....
creía que yo no te importaba.....
te quiero mucho papá, perdóname...'.
VidaPositiva.com
13/4/2010
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