El Evangelio de Hoy jueves 21 DE ABRIL DE 2011
Jueves Santo en la Cena del Señor
¡Bienvenidos Hermanos y hermanas en Cristo Jesús!
Nos hemos reunido para leer la Palabra y alimentarnos de Cristo
que fortalece nuestra vida y nos compromete a vivir
y a llevar una vida Espiritual llena de amor y paz.
"El Señor esté con ustedes".
Con alegría leamos la palabra.
“Habla, Señor, que tu siervo escucha”.
“Señor, creo que en las Sagradas Escrituras que voy a leer
se contiene Tu Santa Palabra.Haz que la escuche con todo respeto y amor.
Ilumina mi mente para que por medio de ella yo conozca
Tu Santa voluntad, y mueve mi corazón para que yo cumpla con fidelidad
lo que Tú quieres de mí.Espíritu Santo, ilumina con Tu luz mi cabeza
y enciende mi corazón para que la palabra de Dios
pueda entrar y quedarse siempre en mí, para conocer por medio
de Tu Palabra, tu Divina Voluntad,lo que puedo y debo hacer,
lo que debo y puedo modificar,y que no depende de mi cambiar.
Como debo conducirme en los acontecimientos de la vida.
Señor, aquí tienes mi corazón abierto,
dispuesto a escuchar Tu Palabra con corazón sencillo
y con la voluntad decidida para obedecerle.
En Ti esta la luz y la salvación.
Amen y Amen
Primera lectura
Exodo 12,1-8.11-14.
Luego el Señor dijo a Moisés y a Aarón en la tierra de Egipto: Este mes será para ustedes el mes inicial, el primero de los meses del año. Digan a toda la comunidad de Israel: El diez de este mes, consíganse cada uno un animal del ganado menor, uno para cada familia. Si la familia es demasiado reducida para consumir un animal entero, se unirá con la del vecino que viva más cerca de su casa. En la elección del animal tengan en cuenta, además del número de comensales, lo que cada uno come habitualmente. Elijan un animal sin ningún defecto, macho y de un año; podrá ser cordero o cabrito. Deberán guardarlo hasta el catorce de este mes, y a la hora del crepúsculo, lo inmolará toda la asamblea de la comunidad de Israel. Después tomarán un poco de su sangre, y marcarán con ella los dos postes y el dintel de la puerta de las casas donde lo coman. Y esa misma noche comerán la carne asada al fuego, con panes sin levadura y verduras amargas. Deberán comerlo así: ceñidos con un cinturón, calzados con sandalias y con el bastón en la mano. Y lo comerán rápidamente: es la Pascua del Señor. Esa noche yo pasaré por el país de Egipto para exterminar a todos sus primogénitos, tanto hombres como animales, y daré un justo escarmiento a los dioses de Egipto. Yo soy el Señor. La sangre les servirá de señal para indicar las casas donde ustedes estén. Al verla, yo pasaré de largo, y así ustedes se librarán del golpe del Exterminador, cuando yo castigue al país de Egipto. Este será para ustedes un día memorable y deberán solemnizarlo con una fiesta en honor del Señor. Lo celebrarán a lo largo de las generaciones como una institución perpetua.
Meditación
Prescripciones sobre la Cena Pascual.
Este mes será para vosotros el primero de los meses... Pascua se inserta en el calendario de los hombres. «En el tiempo», en la historia de nuestra época, en la historia de mi propia vida, es donde se inserta nuestra «salvación». Este año... mi Pascua no será la del año anterior. «Este mes marcará para vosotros el comienzo del año».
Si la familia fuese demasiado reducida para todo un cordero, invitará al vecino, más próximo. Tomarán sangre y untarán con ella las dos jambas y el dintel de la puerta... Rito comunitario. ¡No puede cumplirse solo, individualmente!. Rito actual. No es sólo recuerdo del pasado, de la «liberación de Egipto»... Es también la «liberación actual». Cada generación está comprometida a ese rito.
Me tomaré justicia de todos los dioses de Egipto: «Yo soy el Señor. Veré la sangre y pasaré de largo ante vuestras casas, y no habrá plaga exterminadora entre vosotros. La sangre que salva del mal. La sangre que «quita el pecado del mundo». Por tu Cuerpo, sanados... por tu sangre, sanados. Sana, Señor, el corazón del hombre.
-Ceñidas vuestras cinturas, el bastón en la mano. De generación en generación lo celebraréis como fiesta... Yo soy también un «peregrino» en marcha hacia la Tierra Prometida. ¿De veras estoy disponible, presto a partir para la gran aventura del éxodo? Esta noche se sale de Egipto y se va... hacia la tierra que Dios nos promete. Se deja la tierra de esclavitud, y se va hacia la tierra de libertad. ¿Cuándo se llega? Se deja la vida de pecado y se va hacia una vida de santidad. ¿Cuándo llegaremos? Por el momento, lo importante no es haber llegado sino haber tomado el rumbo. Cada una de las misas comporta también todos esos simbolismos. Leo de nuevo esos párrafos y los voy aplicando a la misa.
Salmo 116(115),12-13.15-16bc.17-18.
El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo.
¿Con qué pagaré al Señor todo el bien que me hizo? Alzaré la copa de la salvación e invocaré el nombre del Señor. ¡Qué penosa es para el Señor la muerte de sus amigos! Yo, Señor, soy tu servidor, tu servidor, lo mismo que mi madre: por eso rompiste mis cadenas. Yo, Señor, soy tu servidor, tu servidor, lo mismo que mi madre: por eso rompiste mis cadenas. Te ofreceré un sacrificio de alabanza, e invocaré el nombre del Señor. Cumpliré mis votos al Señor, en presencia de todo su pueblo,
SEGUNDA LECTURA Corintios 11, 23-26
Hermanos: Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo; —“Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía.” Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: —“Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía.” Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva. Palabra de Dios
Meditación
Cada vez que coméis y bebéis, proclamáis la Muerte del Señor.
En la última cena en esta tierra de destierro, Jesús sustituye el memorial de la liberación de la esclavitud de Egipto con su memorial. Cumplimiento de la Ley y los profetas, lleva a plenitud el antiguo rito con su sacrificio de amor. “Por nosotros” se dejó entregar a la muerte (en el v. 23, el término “entregar” hace alusión a todo el misterio pascual, no sólo a la entrega). “Nueva”: así es la alianza con Dios, sancionada con la sangre del verdadero Cordero, que con su inmolación nos libera de la esclavitud del mal y, consumada en la comunión del Pan de la ofrenda que, roto en la muerte, nos da la vida. También debería ser nueva la conducta del cristiano: cada vez que come de este pan y bebe de este cáliz, graba en su propia existencia la
extraordinaria riqueza de la pascua de Cristo, testimoniándolo en el tiempo hasta el día de la venida gloriosa del Señor
El Evangelio de hoy
Juan 13, 1-15
Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando, ya el diablo le había, metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara, y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido.
Llegó a Simón Pedro, éste le dijo: —“Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?” Jesús le replicó: —«Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde» Pedro le dijo: -“No me lavarás los pies jamás”. Jesús le contestó: —«Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo,» Simón Pedro le dijo: -“Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza.» Jesús le dijo: —«Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpió. También vosotros estáis limpios, aunque no todos.» Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: «No todos estáis limpios.» Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: —“¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros?” Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien, porque lo soy; Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis.» Palabra del Señor.
Reflexión
Los amó hasta el extremo.
“…sabiendo que el Padre le había puesto todo en sus manos y que había salido de Dios y a Dios volvía…” Todo se había cumplido y llegaba el momento de culminar su Misión. Cuanto más se acerca la hora, uno que va siguiendo paso a paso lo que viene ocurriendo con Jesús, no puede dejar de preguntarse por qué. ¿No había otra salida? Cuando tratamos de ponernos en su lugar, no deja de martillarnos buscar el modo de evadir este final. El panorama que vemos por delante es angustiante y doloroso. No podemos evitar estos sentimientos, acompañados de ansiedad…¿Hasta dónde? ¿No podía ser de otro modo? Jesús sabe que no, aunque nosotros no lo comprendamos.
Nos amó hasta el extremo, sin medida, sin límite. Más allá, imposible. ¿Qué más se puede hacer que entregar la vida misma? ¡Y en qué forma! No acudió a cualquier método que le hubiera podido causar la muerte instantánea y sin dolor…Como si fuera poco, se sometió a toda clase de maltratos y humillaciones, insultos y vejaciones, sin juicio alguno, más allá que el reclamo de la turba, fue entregado para que se ensañaran con Él.
Todo esto tenía que pasar para que creamos que es verdaderamente el Hijo de Dios, el Mesías, el Salvador. Todavía queda tiempo para un gesto más y mientras puede, no duda en realizarlo. Toda su vida había estado al servicio de los demás y es lo que reclama de nosotros, que le sigamos, que hagamos como Él, que sigamos el ejemplo. Siendo el primero, el más importante, no tiene ningún reparo en desarrollar el oficio más humilde, como es el de lavarles los pies a sus discípulos. Este gesto entraña un profundo simbolismo, que va más allá del hecho, de por sí, humillante. ¿Cuántos de nosotros estaríamos dispuestos a tener esta atención con nuestros sirvientes, con nuestros empleados? ¿No estamos siempre esperando que más bien nos sirvan, que nos atiendan, que se desvivan por tratarnos bien? ¿Normalmente no esperamos el comportamiento contrario? Eso es lo que reclama Pedro… ¿Cómo Tú me vas a lavar los pies a mí?
Pero aun sin entenderlo, a Pedro le bastaron las palabras de Jesús. Si Tú lo dices, ha de ser así…Me someto. Pero no es el lavado en sí lo que es necesario, por eso el Señor le responde a Pedro, que está dispuesto a que lo laven todo. “El que se ha bañado, no necesita lavarse; está del todo limpio. Y vosotros estáis limpios, aunque no todos”. Lo importante aquí es el servicio, la disposición. El que manda, el que dirige, el que lidera, el que sabe, debe estar al servicio de los demás. No reclamemos privilegios, antes bien, estemos atentos a las necesidades de los demás, los más pobres, los más humildes.
Señor:por Tu infinita Misericordia concédeme la gracia de hacer cuanto Tu hiciste por amor a mis hermanos, que mi amor sea un amor para siempre en la voluntad del Padre.
Señor dame esa sencillez, esa humildad para servirte en cada momento de mi vida. Que no me ponga a esperar que me atienda mi mujer, mi hijo, mis amigos…sino que por el contrario esté atento a sus necesidades y procure servirlos con cariño, con amor, aun en lo más simple, en lo más insignificante y sencillo.
.“Señor Jesucristo, te necesito. Te abro la puerta de mi vida y te recibo como mi Señor y Salvador. Gracias por perdonar mis pecados. Toma el control del trono de mi vida. Hazme la clase de persona que quieres que sea.” Padre lleno de amor, tú que te complaces en la misericordia y no te dejas ganar en generosidad y compasión, perdona siempre nuestras faltas y todo aquello con lo que herimos a tus hijos alejándonos así de tu casa y de tu mesa, así, con la luz de tu Espíritu Santo reconoceremos que tu amor es más grande que nuestras faltas y volveremos a ti con un corazón contrito y humillado. Gloria y alabanza a ti, Señor. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Por Jesucristo nuestro Señor.Amen,y Amen .
* Te agradecería compartieras con tus amigos este mensaje. Con el mayor de mis respetos. Saludos y Dios los Bendiga. *
GRACIAS POR TU AMISTAD
FELIZ DIA.
Hermes Sarmiento G
De Colombia
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