La insuficiencia cardíaca. es un síndrome caracterizado por una incapacidad del corazón para expulsar la suficiente cantidad de sangre necesaria para los requerimientos del metabolismo de los distintos órganos. Generalmente, esta alteración se produce por una falla en la contracción del músculo cardíaco.
Si bien se ha observado una disminución en muchas de las causas cardíacas responsables de la insuficiencia, ésta sigue en aumento siendo un grave problema para la salud pública. Se presenta con una incidencia del 1% en las personas de 50 a 60 años; aumenta progresivamente con la edad, y alcanza el 10% entre los 80 y 90 años.
Numerosos factores de riesgo se han asociado con la insuficiencia cardíaca, como ser: la predisposición genética; el infarto de miocardio (aumenta hasta 10 veces la incidencia, especialmente asociada con hipertensión arterial); la hipertensión arterial (representa el factor más importante, considerando que del 20 al 25% de los mayores de 18 años son hipertensos). Otros factores importantes son la diabetes mellitus, la edad, el sexo (de mayor predominio en los hombres), la obesidad y el tabaquismo.
La disminución del volumen de sangre expulsado por el corazón produce fatiga o sensación de cansancio muscular, pérdida del apetito y sensación de falta de aire. También se produce retención de agua y sodio, lo que determina una disminución del volumen de orina y la aparición de edemas. Por la noche, al acostarse, puede aumentar la frecuencia y el volumen de orina como consecuencia de la reabsorción de dichos edemas. Otra manifestación característica, es el aumento de la sudación o "diaforesis".
La disminución de flujo cerebral se produce en las formas más graves, produciendo agitación, desorientación, confusión, pudiendo llegar hasta el coma.
La sensación de falta de aire puede ser una manifestación precoz: aparece con el esfuerzo físico al comienzo del cuadro para luego presentarse en el reposo o ante una sobrecarga emocional importante.
La tos también puede presentarse asociada a la falta de aire, con la característica de ser seca y aparecer también con el esfuerzo, al acostarse o por el estrés emocional. A nivel gastrointestinal, hay pérdida del apetito, náuseas, vómitos, distensión del abdomen, sensación de pesadez luego de las comidas y constipación.
Los principales objetivos del tratamiento se basan en el control de las manifestaciones clínicas, las alteraciones circulatorias y mejorar la capacidad funcional del corazón.
Siempre debe intentarse la corrección de la causa y de los factores desencadenantes de la insuficiencia cardíaca. La actividad física está recomendada, adaptándose siempre a la situación especial de cada persona, no recomendándose los deportes de alta competición. En contrapartida, el reposo absoluto resulta perjudicial, y debe ser evitado.
Debe reducirse la ingesta de sal con las comidas. En cuanto al tratamiento con medicamentos, son útiles los diuréticos, los dilatadores de los vasos sanguíneos y los digitálicos.
Los diuréticos incrementan el volumen de orina con el aumento consiguiente de la eliminación de agua y sodio, lo que disminuiría la acumulación de líquido y los edemas.
Los fármacos denominados "inotrópicos positivos" aumentan la fuerza de contracción del corazón, mejorando los síntomas derivados del bajo volumen de sangre expulsado.
Los digitálicos, también contribuyen al aumento de la fuerza contractil del corazón, mejorando las manifestaciones clínicas.
Colaboración CL Gonzalo Retamal Moya
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