Enfermedad infecciosa aguda, de origen viral, trasmitida por mosquitos, propia de zonas selváticas y urbanas, de clima húmedo y cálido.
Adopta dos formas, el dengue clásico o leve y el grave o hemorrágico. El virus mide 17 a 25 micrones. Se han identificado cuatro serotipos (1,2,3 y 4).
Su reservorio es el mono selvático.
El transmisor es el mosquito Aedes Aegypti, quien vive siempre cerca de comunidades urbanas, en zonas tropicales y subtropicales, reproduciéndose en aguas estancadas.
La enfermedad tiene un período de incubación de 6 a 8 días. El comienzo es súbito, con rápido aumento de la temperatura, escalofríos, dolores musculares y articulares en caderas, rodillas, regiones cervical posterior y dorsolumbar.
Siempre hay sensación grave de enfermedad, con lengua seca, inapetencia, rostro congestionado y conjuntivitis.
La fiebre, muy alta, persiste durante 48 horas y luego decae bruscamente. Puede volver a aparecer a los dos o tres días, para retirarse nuevamente en igual lapso. Es común la detección de ganglios generalizados y un brote cutáneo pruriginoso. Habitualmente tiene un curso benigno, curando en el término de 7 a10 días, sin secuelas y dejando inmunidad de por vida.
El Dengue hemorrágico, de baja frecuencia, presenta diarreas sanguinolentas, agrandamiento hepático, miocarditis y meningitis hemorrágicas. Puede llegar a la muerte.
El diagnóstico es clínico y debe realizarse la diferenciación con cuadros gripales, sarampión, paludismo y enfermedades hemorrágicas en el caso del Dengue hemorrágico.
El tratamiento se basa sólo en medidas sintomáticas.
No se dispone actualmente de vacuna contra el Dengue.
Se debe erradicar el mosquito transmisor mediante la eliminación de aguas estancadas en donde se reproduce y la fumigación con derivados del Piretro.
SIN MOSQUITO NO HAY DENGUE !!!!
Colaboración CL Carlos Mazzetti
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