El Evangelio DE Hoy DOMINGO 11 de MARZO DE 2012.
Tercer Domingo de Cuaresma
¡Bienvenidos. Hermanos y hermanas en Cristo Jesús!
“El Señor este con Uds.”.Nos hemos reunido para leer la Palabra y alimentarnos de Cristo Resucitado que fortalece nuestra vida y nos compromete a vivir y a llevar una vida Espiritual llena de amor y paz.
Con alegría leamos la palabra.
Habla Señor, qué tu siervo escucha”.
Señor, creo en las Sagradas Escrituras que voy a leer,se que contiene Tu Santa Palabra.Haz que la escuche con todo respeto y amor.Ilumina mi mente para que por medio de ella yo conozca Tu Santa voluntad, y mueve mi corazón para que yo cumpla con fidelidad lo que Tú quieres de mí.Espíritu Santo, ilumina con Tu luz mi cabeza y enciende mi corazón para que la palabra de Dios pueda entrar y quedarse siempre en mí, para conocer por medio de Tu Palabra, Tu Divina voluntad, lo que puedo y debo lo, que debo y puedo modificar,y que no depende de mi cambiar, como debo conducirme en los acontecimientos de la vida.Señor, aquí tienes mi corazón abierto, dispuesto a Escuchar Tu Palabra con corazón sencillo y con la voluntad decidida para obedecerle...En TI esta la Luz y la salvación.Amen, y Amen
Primera Lectura.
Éxodo 20,1-17 *La Ley se dio por medio de Moisés*
En aquellos días, el Señor pronunció las siguientes palabras: "Yo soy el Señor, tu Dios, que te saqué de Egipto, de la esclavitud. No tendrás otros dioses frente a mí. [No te harás ídolos, figura alguna de lo que hay arriba en el cielo, abajo en la tierra o en el agua debajo de la tierra. No te postrarás ante ellos, ni les darás culto; porque yo, el Señor, tu Dios, soy un dios celoso: castigo el pecado de los padres en los hijos, nietos y biznietos, cuando me aborrecen. Pero actúo con piedad por mil generaciones cuando me aman y guardan mis preceptos.] No pronunciarás el nombre del Señor, tu Dios, en falso. Porque no dejará el Señor impune a quien pronuncie su nombre en falso. Fíjate en el sábado para santificarlo. [Durante seis días trabaja y haz tus tareas, pero el día séptimo es un día de descanso, dedicado al Señor, tu Dios: no harás trabajo alguno, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu ganado, ni el forastero que viva en tus ciudades. Porque en seis días hizo el Señor el cielo, la tierra, y el mar y lo que hay en ellos. Y el séptimo día descansó: por eso bendijo el Señor el sábado y lo santificó.] Honra a tu padre y a tu madre: así prolongarás tus días en la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar. No matarás. No cometerás adulterio. No robarás. No darás testimonio falso contra tu prójimo. No codiciarás los bienes de tu prójimo; no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de él." Palabra de Dios.
Meditación
Tenemos muchos dioses que no nos permiten vivir la promesas y bendiciones del verdadero Dios, todos los días nos enfrentamos a pseudos dioses que nos alejan de la posibilidad de vivir plenamente como hijos de Dios; el trabajo que nos esclaviza y nos hace no tener tiempo para nuestra vida espiritual, el dinero que nos enfrasca en la carrera de conseguir más y más cosas materiales, la rutina que nos mantiene aletargados en lo mismo todos los días, la flojera de dedicarle a Dios un tiempo de nuestro día, etc. Todo lo que nos lleva a alejarnos del único y verdadero Dios podemos considerarlo un "dios".
Dios se tomó para sí un pueblo en donde su Nombre y su poder fueran glorificados. Los apartó de las demás naciones y los señaló como "un pueblo santo" para El. Les dio una promesa de entrar a poseer una tierra distinta a la que conocían. Antes de entrar a dicha tierra, el pueblo debía conocer el propósito de Dios y su voluntad para con ellos. Luego de manifestaciones gloriosas a su salida de Egipto, el pueblo es convocado y recibe el reclamo divino: “No tendrás dioses ajenos delante de mí.”Jesús, el Hijo de Dios, en el Nuevo Testamento, alude al reclamo de su Padre en el Antiguo Pacto. Al ser confrontado por un intérprete de la ley sobre el gran mandamiento, Jesús dijo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente." Es decir, Dios exige la exclusividad de la adoración en todo ser humano. Es un reclamo vigente hoy día. Amar a Dios es confiar en él, aunque no siempre estemos de acuerdo con él. Es mantenernos fieles en medio de la adversidad y vivir una vida agradable delante de él. Tenemos muchos dioses a nuestro alrededor que compiten por llegar al primer lugar. Por mencionar algunos, digamos: la familia, el trabajo, las posesiones materiales, el poder, el conocimiento, en fin, la lista es larga, pero es importante reconocer que Dios demanda el primer lugar en nuestras vidas. No es que digamos que él es el primero, es que actuemos como que él es el primero. Que le demos el lugar que le corresponde y testifiquemos con nuestra propia vida que servimos al verdadero Dios. "Pongamos la acción donde está la palabra.
No podemos venerar ni honrar, imágenes hechas por hombres por que es venerar al hombre mismo y no a Dios, todo aquel objeto que le rindamos culto y nos distraiga la atención de Dios nos hará que vivamos maldición y no bendición: imágenes, santos, estampas, figuras de barro, madera, metal, etc.
No podemos usar el nombre sagrado de Dios para reforzar nuestra falta de seguridad y de integridad como hijos de Dios respaldándonos en el Santo nombre de Nuestro Señor.
El día de reposo..." ¡Qué gran día! Este día de reposo era separado por Jehová, en el Antiguo Testamento, para que su pueblo descansara de sus arduas labores semanales. Todos en la casa debían entrar en el reposo. Era un día santo para Jehová; por lo que el pueblo de Israel debía dedicarse en oración, adoración y alabanza a su Dios.
Honrar a nuestros padres, nos da bendición, por que el ejemplo de Jesucristo fue de honrar a su padre haciendo todo lo que el le mando.
Podemos matar no sólo físicamente, podemos matar espiritualmente, y con nuestra lengua al difamar, chismear, ofender, hablar malas palabras, etc.
Dios es fiel, y así quiere que nos comportemos con nuestro cónyuge.
Robarle al prójimo no sólo cosas materiales, sino su tranquilidad, no es bien visto a los ojos de Dios.
La mentira es la obra cumbre de satanás, la mentira, corrompe, ensucia, envilece, etc.
Codiciar las cosas del prójimo, nos hace morir por dentro pues no nos permite gozar lo que tenemos y agradecer por lo que somos.
Salmo:18
*Señor, tú tienes palabras de vida eterna.* La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma; el precepto del Señor es fiel e instruye al ignorante. Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos. La voluntad del Señor es pura y eternamente estable; los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos. Más preciosos que el oro, más que el oro fino; más dulces que la miel de un panal que destila.
Segunda Lectura.
1Corintios 1,22-25 *Predicamos a Cristo crucificado,
escándalo para los hombres, pero, para los llamados,
sabiduría de Dios*
Hermanos: Los judíos exigen signos, los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; pero, para los llamados -judíos o griegos-, un Mesías que es fuerza de Dios y sabiduría de Dios. Pues lo necio de Dios es más sabio que los hombres; y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres. Palabra de Dios.
Meditación
Pablo insiste de nuevo en esta carta predicando el evangelio de Cristo crucificado, que es lo único que puede unir a los creyentes por encima de todos los partidismos. Este evangelio de la cruz de Cristo contradice igualmente la mentalidad de los judíos y la de los griegos: La milagrería de los judíos, unida estrechamente a su concepción política y triunfalista del mesianismo que Jesús había rechazado (cfr. Mt 12, 38-42; Lc 11, 29-32; Jn 4, 48), era un obstáculo muy serio que les impedía aceptar la debilidad de la cruz, en la que veían un escarnio nacional y un escándalo intolerable. De otra parte, los griegos, autosuficientes y engreídos por su sabiduría humana, rechazaban como bárbara necedad la fe en Cristo, muerto y resucitado para la salvación de los hombres. Dios se reveló a los judíos con brazo fuerte a partir de la salida de Egipto y a lo largo de toda la historia de Israel y mostró su divina sabiduría a los gentiles que pueden verla en las obras de la creación. (Rom 1, 20); pero ni los unos ni los otros le reconocieron, de manera que "tanto judíos como griegos están todos bajo pecado" (Rom 3, 10). Por fin, Dios ha querido manifestarse a judíos y griegos revelando su fuerza y sabiduría en la debilidad y en la necedad de la cruz de Cristo. La pena es que los judíos sigan aún exigiendo signos y los griegos buscando sabiduría, siendo así que todos han sido convocados para hallar en Cristo crucificado la misma fuerza y sabiduría de Dios.
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Santo Evangelio.
Juan 2,13-25 *Destruid este templo, y en tres días lo levantaré*
Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo: "Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre." Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: "El celo de tu casa me devora." Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron: "¿Qué signos nos muestras para obrar así?" Jesús contestó: "Destruid este templo, y en tres días lo levantaré." Los judíos replicaron: "Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?" Pero hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús. Mientras estaba en Jerusalén por las fiestas de Pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo los signos que hacía; pero Jesús no se confiaba con ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba el testimonio de nadie sobre un hombre, porque él sabía lo que hay dentro de cada hombre. Palabra del Señor
Reflexión
El evangelio nos presenta la expulsión de los mercaderes del templo. Jesús manifiesta su respeto por la casa de Dios, la casa de su Padre, y dice: «No convirtáis la casa de mi Padre en un mercado»; a continuación, da una respuesta a los judíos que se refiere a su misterio pascual. Dios empieza en el Decálogo recordando que hizo salir a su pueblo del país de Egipto; por tanto, recordando los grandísimos beneficios que ha procurado a su pueblo. En la base de todo el Decálogo se encuentra esta generosidad de Dios, algo que el Decálogo intenta difundir en nuestra vida.
La comunión con Dios constituye la realidad fundamental para Jesús. Él vive completamente para el Padre, hace siempre la voluntad del Padre, busca difundir el amor del Padre. Por eso, como vemos en el episodio evangélico de hoy, Jesús difunde también el respeto a la casa del Padre. «El celo de tu casa me devora». Los discípulos se sirven de estas palabras del salmo para interpretar el gesto de Jesús que purifica la casa de Dios. Se trata de un gesto muy arriesgado. De hecho, suscita de inmediato la hostilidad de las autoridades religiosas, y también la de otras personas cuyos intereses quedan en peligro. Sin embargo, Jesús no tiene dudas: al ver a personas que venden en el templo, que comercian en él, hace un látigo de cuerdas y expulsa a todas del templo, diciendo: «No convirtáis la casa de mi Padre en un mercado». Debemos vivir nuestra vida, no buscando nuestro interés y nuestro beneficio, sino con generosidad. Debemos recordar constantemente estas vigorosas palabras de Jesús, a fin de rechazar las tentaciones, tan frecuentes, de convertir nuestra alma, que es la casa de Dios, en un mercado, y, en consecuencia, vivir en una búsqueda continua de nuestros intereses, en vez de vivir en medio de un amor generoso. Los judíos piden cuentas a Jesús de este gesto suyo, le piden una señal de su autoridad: « ¿Qué señal nos presentas para actuar de ese modo?». En efecto, para ocuparse así de la casa de Dios es preciso contar con una autoridad particular. Jesús responde con una frase misteriosa: «Derribad este templo y en tres días lo reconstruiré”. Aquí debemos señalar una imprecisión en la traducción litúrgica del texto de Juan: el término usado en griego para decir «santuario», naos, es diferente del usado para decir «templo», hieron, pero en la traducción litúrgica española se han traducido los dos términos por «templo». Cuando se dice que «Jesús encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados», no se trata, como es obvio, del edificio del templo (naos, santuario), sino de los atrios. El templo de Jerusalén contaba, en efecto, con un edificio sagrado y grandes atrios, en los que se podía enseñar y realizar diferentes actividades, y en los que había asimismo habitaciones para los sacerdotes. El santuario, en cambio, era el edificio sagrado, que incluía dos partes: el Santo y el Santo de los Santos, donde no se podía entrar libremente. En el Santo sólo podían entrar los sacerdotes; y en el Santo de los Santos sólo podía entrar el sumo sacerdote una vez al año. El santuario era verdaderamente un edificio sagrado. No era como una iglesia actual, hecha para acoger al pueblo cristiano junto con los sacerdotes que celebran la Misa, sino que estaba reservado a los sacerdotes y al culto de Dios.
Padre mío, gracias por recordarme que mi fe debe llevarme a estar siempre en pie de lucha para nunca permitir que tu nombre, tus pastores, tu Iglesia, la Legión de Cristo como parte de tu Iglesia, sean objeto de burla, crítica o ataque. Mi vida de oración será mi mejor escudo; la caridad y mi testimonio las mejores armas; mi participación fervorosa y respetuosa en los ceremonias litúrgicas, una buena estrategia. Ayúdame, para que sea tu Espíritu Santo sea el verdadero protagonista en esta defensa de los «tuyos».
Ven, Espíritu Santo, dame tu luz a en este momento de oración, para que el celo que motivó a Cristo a expulsar a quienes profanaron tu templo, sea mi motivación para expulsar de mi vida todo lo que pueda apartarme de tu gracia.
Te lo pedimos Padre Amado en el nombre de Tu Hijo Jesucristo. Alabado seas Señor, Bendito sea tu Santo Nombre Señor.Amén y Amen
GRACIAS SEÑOR POR ESCUCHARNOS
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