Tiéndete junto a mí sobre la arena, y deja al mar acariciar tus pies; vendrá el aire, agitando su melena, sobre la acacia, el olmo y el ciprés;
para vernos, saldrá la luna llena, te besará primero, y yo después… Arrópate en mi abrazo tierno, afable, para dormir un sueño interminable.
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