la flor que tú maduraste;
honda luz crecida en fruto,
tu primavera de carne.
Nueve meses me tuviste
Naufragando por tu sangre.
Te recorrí gota a gota,
navegué todos tus mares,
desde tu frente dorada
a tus pies que son corales.
Te he visto el alma por dentro
Tejiendo blancos panales,
ola de amor fue tu vientre,
en la fe tú me engendraste.
Sobre las ondas en calma
Dios te mira y se complace.
Balandro de la mañana,
me desperté, me miraste,
se deshojaron tus manos
en diluvio de rosales.
Todo el azul en tus ojos
Tu sonrisa el oleaje.
Tu presencia el horizonte,
la ternura tu paisaje.
Me infundiste suave brisa,
Con tu aliento me inspiraste,
Viento a favor es la vida,
barca varada adelante.
Fascinación de ser tu hijo.
Rumbo voy a tu semblante.
Mi estrella saberme tuyo.
Mi puerto sentirte, madre.