Desde un país lejano tú viniste,
atravesando mares y montañas
cruzando ríos y brechas, y tú fuiste
quien me hizo ser feliz cada mañana.
Recorriendo caminos muy estrechos
llegaste hasta mi vida y te quedaste,
no quisiste partir y así lograste
que ya no me escapara de tu lecho.
Siempre serás igual, no te derrotas
tu siempre lograrás hacer las cosas
con las que siempre soñamos, y es muy cierto
que ya nunca volveré a estar sola.
Gracias te doy, porque por fin encuentro
los motivos que me hacen sentir viva,
ya no sufriré más porque te tengo
y no te dejaré partir, querida amiga.
Porque sólo contigo estoy contenta
y ya no sufre más mi corazón,
siempre estaré feliz mientras te tenga
bienvenida a mi vida, divina ilusión.
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