De los abrazos apretados
que cortaban el aliento.
De los interminables besos...
repletos de ternura y deseo.
Busqué un sentido al tiempo
y miré de reojo a los recuerdos,
que tímidos y fríos
agazapados y trémulos
observaron entrelazados con amor
nuestros desnudos cuerpos.
Ahora que no estás ...
que perdí esa luz que en tus ojos
iluminaba mi mundo entero.
Me siento confundida
inmersa en un profundo sueño.
¿Que nos ha quedado después
de arrojar nuestra pasión al fuego eterno?
Quizás para muchos ahora
resulte inapropiada mi pregunta.
Para mi resulta necesario
peguntar al tiempo.
Después que nos perdimos
en medio del tedio.
¿Aún hay en el mundo un sitio
para aquel amor marchito y muerto?
Monina Manzano
Copyright México 2015