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DESTINO
Un día, para siempre, dejaremos la isla.
Irán quedando atrás, perdiéndose en la niebla del otoño, las tardes en que ardía el sol, las noches enjoyadas, la vida.
Y aquel amor que nos cayó en las manos, nunca supimos desde dónde, como una paloma de cegado vuelo.
No volveremos, al partir, los ojos.
Ni el corazón, herido, volveremos.
El mar, al fin, recobrará lo suyo: tu camino y el mío, separados.
Y otra vez nuestras naves harán la misma ruta sin jamás encontrarse.
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