HASTA MAÑANA
Voy a cerrar los ojos en voz baja voy a meterme a tientas en el sueño. En este instante el odio no trabaja
para la muerte, que es su pobre dueño la voluntad suspende su latido y yo me siento lejos, tan pequeño
que a Dios invoco, pero no le pido nada, con tal de compartir apenas este universo que hemos conseguido
por las malas y a veces por las buenas. ¿Por qué el mundo soñado no es el mismo que este mundo de muerte a manos llenas?
Mi pesadilla es siempre el optimismo: me duermo débil, sueño que soy fuerte, pero el futuro aguarda. Es un abismo.
No me lo digan cuando me despierte.
Mario Benedetti
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