
Ya llegaron esas bellísimas nieblas otoñales, que tanto amo, que son cual encajes y puntillas, densas, esponjosas y blanquecinas, y se escucha el bisbisar de la la gran dama y señora del lugar, con sus albos tules y esa poética música de grata y melodiosa literatura, con su algarabía y gozo vitalicio.
Suena el violín de las horas en las hojas del tiempo, , y el arpa de mis horas, lo acompaña, cerca… ¡ muy cerca de la flauta de tus vientos!.
Mi, fa, sol... Sol, fa,mi,re do...
Los árboles gotean, mas no lloran al igual que yo aguardan otro tiempo par volver a arrullar a los moradores del bosque, quedamente, para llenar…de epifanía y suave eclosión, mí oído para susurrarte quedo este mí cálido aliento y decir policromo de vida, irisado, opalescente, reluciente y soleado de amor de ojos y miradas, de sueños y anhelos… que muy pronto volveremos a compartir…
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© Ann Louise Gordon Stewards
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