EPITALAMIO
Si formáis de dos seres uno solo,
cual perfecta y purísima amalgama,
y el respeto es la ley de vuestra historia:
¡Es el amor que pasa!.
Si estar ciegos podéis ante el defecto
como madre ante el ser de sus entrañas,
y tenéis la alabanza como lema:
¡Es el amor que pasa!.
Si apagáis para siempre el egoísmo
como el fuego se apaga con el agua,
y sois más generosos que exigentes:
¡Es el amor que pasa!.
Si la ofensa que hiere ya es olvido
porque el rencor se entierra en la almohada,
y lágrimas secáis con vuestros besos:
¡Es el amor que pasa!.
Si a la rutina vencen ilusiones
porque en los dos se escuchan aún las arpas,
y el silencio fallece entre las sombras:
¡Es el amor que pasa!.
Si el desaliento llama a vuestra puerta
pero le respondéis: ya está cerrada,
y el temor derrotado se retira:
¡Es el amor que pasa!.
Si al escuchar de música las notas
sentís que el corazón por dentro canta,
y voláis con las alas del ensueño:
¡Es el amor que pasa!.
Si el fruto que veléis bajo la noche
con lloros o con risas pide nanas,
y en amoroso dúo veis el cielo:
¡Es el amor que pasa!.
Y al final, cuando el tiempo deje huella
y acariciéis arrugas entre plata,
si la mano ofrecéis a vuestros labios:
¡Es el amor que pasa!.