
A unos pies
Me parecen tus pies, cuando diviso que la falda traspasan y bordean, dos niños que traviesos juguetean en el mismo dintel del Paraíso.
Quiso el amor y mi fortuna quiso que ellos el fiel de mi esperanza sean; si aparecen, de pronto me recrean; cuando se van, me afligen de improviso.
¡Oh, pies idolatrados; yo os imploro! Y pues sabéis mover todo el palacio por quien el alma enamorada gime,
traed a mi regazo mi tesoro y yo os aliviaré por largo espacio del dulcísimo peso que os oprime.
(Adelardo Lopez de Ayala)
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