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De: Tatisverde (Mensaje original) |
Enviado: 04/12/2017 12:47 |
Gracias a mi ser Crístico disfruto de comprensión espiritual.
Mi mente “sabe lo que sabe” a través de mis sentidos y experiencias. Reconozco que las decisiones prácticas pueden estar basadas en este conocimiento, mas tengo presente que la comprensión espiritual no es una función de la mente. La accedo cuando mantengo mi atención fervorosamente en la energía de mi corazón.
La comprensión espiritual me ofrece un sentimiento de seguridad y paz —un sentido de estar exactamente donde se supone que debo estar en un momento dado. La comprensión espiritual me guía cabalmente cada vez que tengo que tomar una decisión. El poder de Dios es mayor que cualquier circunstancia, y tengo fe en que Su poder me dirige hacia mi bien.
Clama a mí, y yo te responderé; te daré a conocer cosas grandes y maravillosas que tú no conoces. —Jeremías 33:3
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Dejo ir, y abro el camino para un bien nuevo y abundante.
Cuando limpio mi armario, me deshago de cosas materiales que ya no necesito. Del mismo modo, practico el dejar ir ideas o hábitos que ya no me son útiles. Puede que hayan sido importantes en un tiempo, pero mi filosofía ha evolucionado. Tal vez he crecido espiritualmente más allá de una idea o inclinación que ya no sustenta mi alma.
En la práctica del dejar ir, hago un inventario de lo que tengo, creo y necesito. Dejo ir los pensamientos y hábitos que no apoyan mi mayor bien y, al hacerlo, fomento mi crecimiento. Al afirmar dejo ir y dejo a Dios actuar , me siento liberado. Ya no me siento atado a nada. Este acto de entrega abre el camino para las bendiciones abundantes. Dejo ir, dejo a Dios obrar en mí y por medio de mí.
Ocúpate en estas cosas, y permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea evidente.—1 Timoteo 4:15
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El orden divino siempre obra en mi vida y en el universo.
Las estaciones cambian, el sol y la luna salen y se ocultan, y mi corazón palpita —todo sin mis instrucciones o permiso. Existe un orden divino en acción, aun cuando no lo veo. Puede que hasta cuestione que el orden divino existe. Cuando no puedo percibir la visión mayor, necesito recordar: ¡El orden divino siempre obra en mi vida y en el universo!
Afirmar orden divino fomenta un estado mental positivo y esperanzador. Cuando dejo ir y dejo que Dios esté a cargo de todas las circunstancias en mi vida, demuestro confianza en el Espíritu. Mi fe en el orden de Dios hace surgir los resultados deseados. Siento paz cuando sé que el Espíritu está a cargo de todo.
Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman, es decir, de los que él ha llamado de acuerdo a su propósito. —Romanos
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Gracias a mi ser Crístico disfruto de comprensión espiritual.
Mi mente “sabe lo que sabe” a través de mis sentidos y experiencias. Reconozco que las decisiones prácticas pueden estar basadas en este conocimiento, mas tengo presente que la comprensión espiritual no es una función de la mente. La accedo cuando mantengo mi atención fervorosamente en la energía de mi corazón.
La comprensión espiritual me ofrece un sentimiento de seguridad y paz —un sentido de estar exactamente donde se supone que debo estar en un momento dado. La comprensión espiritual me guía cabalmente cada vez que tengo que tomar una decisión. El poder de Dios es mayor que cualquier circunstancia, y tengo fe en que Su poder me dirige hacia mi bien.
Clama a mí, y yo te responderé; te daré a conocer cosas grandes y maravillosas que tú no conoces. —Jeremías 33:3
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Expando mi gozo cuando comparto mis bendiciones con los demás.
El poeta Rabindranath Tagore escribió: “Dormí y soñé que esta vida era de gozo. Desperté y vi que la vida era servicio. Actué, y he aquí que el servicio es gozo”. Durante esta temporada festiva, recuerdo el espíritu verdadero: compartir y servir.
Mi servicio a otros puede ser tan sencillo como sonreír a un extraño y ofrecer palabras de gratitud, o podría ser tan dedicado como ser voluntario en un albergue para personas sin hogar o cuidar del hijo de una amiga.
Comparto mi gozo con otros hoy con un corazón lleno de amor y sin esperar nada a cambio. Al enfocar mi atención en la generosidad en vez de tratar de obtener algo, mi espíritu se eleva. Siento gozo y paz —¡los mejores regalos de la estación!
Ustedes saldrán con alegría, y volverán en paz. —Isaías 55:12
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De: Graci |
Enviado: 18/12/2017 18:38 |
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Dejo ir, y abro el camino para un bien nuevo y abundante.
Cuando limpio mi armario, me deshago de cosas materiales que ya no necesito. Del mismo modo, practico el dejar ir ideas o hábitos que ya no me son útiles. Puede que hayan sido importantes en un tiempo, pero mi filosofía ha evolucionado. Tal vez he crecido espiritualmente más allá de una idea o inclinación que ya no sustenta mi alma.
En la práctica del dejar ir, hago un inventario de lo que tengo, creo y necesito. Dejo ir los pensamientos y hábitos que no apoyan mi mayor bien y, al hacerlo, fomento mi crecimiento. Al afirmar dejo ir y dejo a Dios actuar , me siento liberado. Ya no me siento atado a nada. Este acto de entrega abre el camino para las bendiciones abundantes. Dejo ir, dejo a Dios obrar en mí y por medio de mí.
Ocúpate en estas cosas, y permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea evidente.—1 Timoteo 4:15
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De: TATIS-7 |
Enviado: 18/12/2017 21:09 |
Yo soy una expresión de la Vida infinita.
Expresamos curación y renovación constantemente —mente, cuerpo y espíritu— ya estemos conscientes de ello o no. Tanto en la hora más intensa de actividad física como en la quietud del descanso, estamos siendo renovados.
Hemos sido creados con la capacidad para sanar. Sin embargo, somos aún más. Habiendo sido creados a la imagen y semejanza de Dios, somos seres espirituales —expresiones eternas e infinitas de Dios. Al cooperar con esta verdad, vivimos la verdad de quienes somos.
Nuestros pensamientos de salud y fortaleza son mensajes poderosos que nos alinean con nuestra naturaleza misma como creaciones de vida. Somos creaciones siempre en renovación gracias a la Vida infinita.
Los envió a predicar el reino de Dios y a sanar a los enfermos.—Lucas 9:2
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De: Graci |
Enviado: 19/12/2017 16:17 |
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Experimento unidad por medio del arte de la meditación.
Pablo Picasso dijo una vez: “El arte limpia el alma del polvo de la vida cotidiana”. Practico la meditación como una forma de arte que limpia el polvo de mi mente. Cuando medito en Dios, el momento presente me absorbe, tal como un artista absorto en su obra.
El arte de la meditación puede ser practicado en una multitud de maneras. Al tratar diferentes formas de meditación, desarrollo aquella que más me gusta. Puede que explore la meditación en el silencio o con música suave. Puedo practicar la meditación para centrar mi atención, enfocando mis pensamientos en una palabra o frase sagrada. Dicha práctica me permite estar plenamente consciente de mis sentidos y pensamientos en el momento presente. Experimento unidad por medio del arte de la meditación.
De mis labios brotará sabiduría; de mi corazón, sagaces reflexiones.—Salmo 49:3
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De: TATIS-7 |
Enviado: 19/12/2017 22:59 |
Expreso libremente mi corazón generoso.
D espierto una fuente de gozo en lo profundo de mi corazón cuando le permito fluir. Me visualizo como un canal del Espíritu, listo y presto a expresarse adondequiera que voy y en todo lo que hago.
Al enfocar mi atención en la abundancia interna, noto cómo fluye: primero como un arroyo y finalmente como una cascada de energía positiva y provechosa. Demuestro gustosamente mi generosidad al mundo para el beneficio de todos. Estoy consciente de las oportunidades que tengo para compartir este caudal de energía. No existe oportunidad demasiado pequeña para expresar bondad y generosidad. Acepto cada momento con gozo y como un encuentro sagrado con el Espíritu.
Cada uno debe dar según se lo haya propuesto en su corazón … Dios ama a quien da con alegría.—2 Corintios 9:7
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Encuentro consuelo en las maravillas de Dios a mi alrededor.
A veces, los retos o preocupaciones parecen obstaculizar mi camino, causando frustración y tristeza y evitando que yo aprecie las bendiciones que Dios me ha dado. Cuando esto ocurre, tomo tiempo para aquietarme. Me sereno y percibo la paz del Silencio. Dios está conmigo.
Visualizo esos lugares y momentos hermosos que llenan mi corazón y mente de asombro. Disfruto del aroma de las flores, observo a las aves y los animales —ello pone una sonrisa en mi rostro. Mientras más me doy cuenta de las maravillas a mi alrededor, más vienen a mi mente. La lista es infinita. Los regalos asombrosos de Dios me llenan de fortaleza, confianza y gozo. Voy en pos de mi bien, disfrutando de las maravillas de Dios por doquier.
En mi aflicción, ellas son mi consuelo; pues tu palabra me infunde nueva vida.—Salmo 119:50
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De: TATIS-7 |
Enviado: 21/12/2017 03:23 |
Me preparo para recibir a medida que doy sin esperar nada a cambio.
Con unos momentos de respiración consciente, recuerdo la importancia de dejar ir para poder recibir. De manera parecida, en mi vida cotidiana me preparo para recibir cuando estoy receptivo al dar.
Hago espacio en mi corazón y en mi vida para recibir amor, compasión, comprensión, y dar de acuerdo. Esto puede ser una práctica consciente que, a la larga, se convierte en parte de mí.
Mi intención es sincera, porque no doy para recibir. A medida que doy sin pensar recibir nada a cambio,
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De: Graci |
Enviado: 21/12/2017 16:37 |
¡¡¡MUCHAS GRACIAS MI CIELO POR TU BELLO MENSAJE!!!
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De: TATIS-7 |
Enviado: 21/12/2017 21:43 |
En la quietud, renuevo mi fortaleza.
Cuando hago del descansar en la quietud parte de mi rutina, acojo las circunstancias de la vida con fe y fortaleza ilimitadas. Siento gratitud por mi práctica callada de oración. Gracias a ella, mantengo el balance y la fortaleza emocional aún en los momentos más difíciles.
La fe me permite perseverar con optimismo y esperanza inmutables. Incluso cuando tengo ante mí una larga lista de cosas por hacer, procedo con gozo y vigor. Completo con éxito cada actividad esencial. Cuando trate de alcanzar sueños aparentemente imposibles, ejercitaré mi fe y determinación dadas por Dios.
No me distraigo ni desaliento por todo lo que debo hacer. Confío en la fortaleza del Espíritu, la cual es la esencia misma de mi ser.
¡Busquen el poder del Señor! ¡Busquen siempre a Dios!—1 Crónicas 16:11
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