No mendigue atención. La gente ve a quien se calla también. No es necesario gritar, no se necesita una ropa exagerada, una manera esparcida, un llanto forzado, mucho menos una risa gritada. El exceso es, en el fondo, desesperante. Y la desesperación es tumultuosamente alejada. Abra el silencio sin dramas. Responde a quien habla con usted con cariño. No fuerce la tristeza, ni deje el dolor quedarse. Dale a conocer el color de tu alma mirando en tus ojos. No baje la cabeza si están, por algún motivo oscurecidos, erra los ojos de los colores del día y deje que su alma se coloree. Sea feliz naturalmente. No obligue a nadie a dar cuenta de lo que no es alegre en ti. La felicidad comienza cuando usted se adorna de amor. Y el amor parece ser la reunión de pensamientos buenos que usted cultiva.- Ana Nunes -
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