Sé que estás pasando por un mal tiempo, sé que las cosas no son fáciles para ti, sé que has derramado lágrimas, sé que tu corazón está dolido… por eso te escribo: para darte ánimo y decirte que no estás sola.
Te quiero amiga mía, te quiero con toda mi alma, te quiero por todo lo que tú amas, te quiero por todo lo que has sentido, te quiero por cada una de las lágrimas que se han escapado de tus ojos, te quiero por todos y cada uno de tus silencios y palabras. Sencillamente te quiero por ser quien eres: mi buena amiga.
Siempre serás mi amiga y mi hermana, puedes contar conmigo.
No te rindas amiga mía, el dolor y el sufrimiento son compañeros habituales de casi todas las personas. Un corazón que sufre, siempre reconoce y comprende con más facilidad a otro corazón que sufre. En ocasiones he sido yo quien ha sufrido, y tú has estado ahí para mí; ahora quiero estar yo aquí para ti, apoyándote y haciéndote ver que no estás sola.
Ánimo,
te quiero amiga, mi hermana,
recuerda que nunca estás sola.