Soy la que teje tus alas,
la que te canta en susurros con voz de viento,
la que vibra en tus labios cuando nombras al Amor,
la que habla en cada latido,
en cada paso, ...
en cada impulso.
Soy la que enciende la vela en las noches oscuras del alma,
la que acuna tus sueños,
la guardiana de tu fuego interno,
la que prende la llama de lo que ha de nacer.
Soy la hoguera de tu alma,
las plumas entrelazadas de tus pasos.
Soy el aullido a la luna,
el abrazo indetenible de la vida,
el empuje de tu propio parto,
naciendo y renaciendo en ti,
una y otra vez,
la que te canta imposibles
con voz de paisajes posibles,
la raíz más profunda de tu bosque,
el fuego cálido de tu hogar interno,
la semilla que brota derribando muros,
y reverdece las horas cansadas,
la que gesta un mundo renacido
en este mundo gestante.
Soy la voz de la Esperanza,
y vine para quedarme.