Uno no se da cuénta, a veces, de lo acertada que fué la elección de los tres verbos básicos del idioma castellano. Parecen verbos insignificantes, casi sin trascendencia.
Un chico conjuga el verbo amar en su cuaderno, pero no sabe lo que es el Amor, todavía. Una profesora dicta el pretérito pluscuamperfecto del verbo temer, y no se da cuenta del temor que siente. ¿Y quién no ha partido alguna vez?
"Te amo; pero tengo miedo, mejor dejémonos de ver." ¿Cuántas veces los hombres se han dicho estas palabras? Uno utiliza todo tipo de artilugios para deshacerse del temor que provoca el Amor. Y parte.
Es bueno al fin encontrarse con seres que no cuestionen el temor al Amor, sino que lo sientan. Y no partan, sino que se enfrenten al temor. Porque en realidad no se teme al Amor, sino a la falta de Amor. Se teme al final del Amor. Pero por las dudas, no se empieza.
Esos hábiles intrépidos sedientos de vida, no se paran a pensar en mañana. Mañana es un día que tiene muy poca importancia. Mañana no es ni la milésima parte de lo importante que es hoy. Hoy estamos acá, mañana tal vez dejemos este cuerpo, y entonces no importará lo que hagamos, sólo importa lo que hacemos hoy. Y hoy es posible amarnos.
El Amor es fluir constante, nùnca se detiene, nùnca se desvía, porque lo abarca todo. El Amor no se preocupa del mañana, porque existe hoy. Tampoco se preocupa del ayer, porque el ayer está tan lejos como el mañana. Salvo para recordar lo aprendido, el ayer debe ser rápidamente descartado. Los temerosos viven meditando acerca de ayer y mañana. No se dan cuenta de que esa es la mejor manera de no vivir.
Hoy, acá, ahora. Eso es lo que importa. Amar hoy, temer hoy, partir hoy. Eso debería preocuparnos. Si hoy es hora de amar, amémonos. Si es hora de temer, temamos. Si es hora de partir, partamos. Pero hoy. Ni ayer, ni mañana. Y hablar de frente. Decir lo que se siente, cuando se lo siente, no unos días o semanas o años después.
"Te quiero mucho." Hoy, ahora, acá. "Me encantaría conocerte y que estemos juntos." Hoy, acá, ahora. "Me gustaría ser algo importante en tu vida." Ahora, hoy, acá. "Vivamos este momento que es nuestro."
Si tan sólo los hombres pudieran hablar así. Si pudiéramos decirnos unos a otros lo que sentimos y disfrutarlo en ese momento a pleno, yo creo que la vida sería perfecta. A pleno significa eso, simplemente. Si estamos hoy con alguien, estamos completamente con esa persona. Todo lo nuestro es accesible a esa persona. Eso es vivir el momento, eso es Amar.
Mirarse a los ojos y saber lo que pasa. Parece difícil, pero sólo cuando se ha dejado de lado la posibilidad de hoy. La vida está hecha de momentos (y recuerdos). Procurar vivir esos momentos con intención (intensidad) es lo único que vale realmente la pena. Amar hoy, sin pensar en mañana, es la mejor forma de deshacerse del temor y del partir.