Siento que me besas al tocarme con tus manos
y otras veces percibo caricias de las palabras de tu boca.
entre el cielo y tu presencia si hay variedad tiene que ser poca
y se ve tan claro que estando juntos, dejamos de ser humanos.
Al unirnos dejamos de ser dos al convertirnos a uno
mientras nuestras almas nos llevan a un mundo sin muerte
como si la humanidad partiera de la existencia al quererte
ya que toda a bondad de otro mundo ahora yo re-uno.
Ya no siento traición apuñalar a mi desnuda espalda
al verte a ti mujer que ya no luce ni aun la femenina falda
mientras el calor de mis labios desea saborear tus senos.
Pasado el éxtasis, parece que ya a ti una luz te ilumine
y al contemplarte no quiero que esa iluminación en ti termine
mientras siento el fuego del cual ambos estamos llenos.
(Juan Antonio Rodriguez, hijo)