HOY NOS HA NACIDO EL
SALVADOR
El próximo 24 de diciembre por la noche,
proclamaremos con alegría: "Hoy nos ha nacido el Salvador", esta es una profunda
confesión de fe, una proclamación de la certeza que tenemos de que Jesucristo es
nuestro Salvador.
Este, nuestro hoy, está íntimamente ligado al hoy de
hace dos mil años, cuando el Hijo eterno del Padre, habiéndose hecho hombre en
el seno purísimo de la Santísima Virgen María, nació para ser nuestro
Salvador.
Es muy importante que meditemos el Evangelio que nos
narra este importante y bello acontecimiento de salvación: El hecho que rodea el
nacimiento de Cristo, no es especialmente solemne, es una circunstancia que
tiene un contexto sociopolítico y socioeconómico como es la práctica de un
censo. José y María, como todo ciudadano, tenían que cumplir con ese
requerimiento, y fue en ese momento cuando le llegó a María la hora de dar a
luz.
María y José al no encontrar un lugar digno para que
ella diera a luz, salieron al despoblado , encontraron el lugar donde se
refugiaban los pastores y ahí dio a luz María, en un contexto de pobreza, de
inseguridad, de despojo, de total humildad, así nació nuestro
Salvador.
Si miramos nuestro entorno ahora, no contemplamos
nada prometedor, nada esperanzador, todo lo contrario. Si observamos el avance
de la violencia, tenemos que reconocer que sobre nuestra Patria se ha cernido
una nube de tiniebla, de temor, de inseguridad, respecto a nuestro futuro
inmediato.
Si analizamos la crisis de valores por la que pasa
la familia y la sociedad, tenemos que reconocer que sobre nuestras cabezas pesa
una nube de no saber que va a ser de nuestras vidas el día de
mañana.
Pero nosotros los creyentes, los discípulos de
Jesús, tenemos un futuro, tenemos una luz, esta luz nos viene del acontecimiento
que marcó la Noche Buena. Dios ha querido compartir nuestra historia, nuestra
humanidad, nuestra suerte. Dios sabe de nuestras penas, de nuestras
enfermedades, de nuestros temores y de nuestras ilusiones, porque se hizo
verdadero hombre.
Dios Padre nos amó al grado que nos envió a su único
Hijo, para ser nuestro Salvador. Este es el valor máximo, el amor, pero el amor
entendido como el despojo de intereses egoístas y personales para entregarse
plenamente, este es el amor, el valor máximo sobre el que descansan los valores
que tienen trascendencia, que dan seguridad y que nos proporcionan
felicidad.
Dios, por amor, se hizo solidario, compartiendo
nuestra pobre naturaleza humana. Y es en este noble acontecimiento que nosotros,
cristianos, encontramos luz para nuestro presente y para nuestro futuro. Jesús
nos dice en qué está el verdadero valor que da sentido a nuestra vida: El amor a
Dios y el amor a nuestros hermanos.
Acojamos esta buena noticia, celebrando en la fe y
esperanza, con una actitud de adoración, el misterio de Dios hecho hombre y
nacido de María para nuestra salvación. Adoremos con verdad este misterio.
Felices fiestas de Navidad.
Les envío de corazón mi
bendición.
+ J. Francisco Cardenal Robles
Ortega
Arzobispo de Monterrey
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