Paso por la vida jugando este juego, con brío…, con fuerza…, con fe… y con constancia… (aunque se que mi alma va a decirme luego: ¡no tiene importancia!)
Y sudo…y resuello…y me entrego entero, buscando esa rosa de sutil fragancia…, sabiendo que hallarla, mi buen compañero, ¡no tiene importancia…!
Como pasajero de un tren sin destino, avanzo por rieles…sin tiempo y distancia…, y si es el trayecto, …denso…o cristalino…, ¡no tiene importancia…!
La dicha y la pena se pasan de prisa su efímera antorcha, en loca alternancia…, …y quién va primero…, si el llanto…o la risa…, ¡no tiene importancia!
Y por más que finja sentir que me importa, mi alma me susurra con perseverancia, que ya sea a la larga…o ya sea a la corta…, ¡no tiene importancia…!
Incluso me dice –por si algo faltara-, (para despojarme de mi última instancia), que aún jugar el juego como si importara… ¡no tiene importancia…!
Jorge
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