Sábado fue, y capricho el beso dado, capricho de varón, audaz y fino, mas
fue dulce el capricho masculino a este mi corazón, lobezno alado.
No
es que crea, no creo, si inclinado sobre mis manos te sentí divino, y me
embriagué. Comprendo que este vino no es para mí, mas juega y rueda el
dado.
Yo soy esa mujer que vive alerta, tú el tremendo varón que se
despierta en un torrente que se ensancha en río,
y más se encrespa
mientras corre y poda. Ah, me resisto, más me tiene toda, tú, que nunca
serás del todo mío.
ALFONSINA STORNI
|