Me estás enamorando nuevamente
y aún brillan los cristales
de afiladas aristas
desangrando las venas del recuerdo.
Presagio la tormenta
en el bajorrelieve de los muros
antiguos, conocidos.
Arpegios disonantes
resuenan en las rocas del presente.
Perfiles del pasado
te nombran y se acercan.
Un sombrío celaje
anega los jazmines de la aurora
con fúnebres augurios.
Quisiera amurallar
ese viento cambiante
que deshoja la vida entre la bruma.
Me invade tu latido
y doy todo mi pulso a tus corceles
cabalgando paisajes de ansiedad.
Saboreo la duda,
es agridulce, espesa en el deseo,
por el temor que ahoga la esperanza.
Remontas la espesura de las sombras
que pintan las ojeras de la noche.
Te adentras en mi pozo
desde el brocal hambriento de ilusiones.
Sé que desterraré
los fantasmas de ingrávidas ideas
con repique de flores del futuro,
blanquirrojos claveles
que se marchitarán
en el jarrón de siempre.