Ni al orgullo ni al odio des cabida,
sirve a otros, amando en abundancia,
que el amor y humildad son los que alcanzan
lo más bello y sublime de la vida.
El ejemplo de Cristo nos invita
a amar a los demás, sin arrogancia,
sin darle a nuestro hacer mucha importancia
evitando lo que la envidia incita.
Lo humilde, es compañero de lo amable.
Las dos virtudes van emparejadas,
brindando un fruto bello y agradable.
Que unidas, suelen ser sacrificadas;
La uva, para dar su vino alegre,
precisa por los hombres ser pisada.