Así como el pastor guía a su rebaño, el padre guía a sus hijos ... Esta es la principal reflexión que debemos hacernos cuando asumimos el sagrado rol de la paternidad, porque eso es lo que realmente un buen padre debe ser, un guía, un maestro, un orientador, y sobre todo, un amigo, que con paciencia y mucho amor sepa conducir a sus retoños por el sendero del bien, inculcándoles valores y principios que harán de ellos personas respetables, responsables, útiles a la sociedad, pero más que nada, inculcándoles el Amor a Dios en todos los actos de su vida, como verdadero estandarte de presentación personal.
Alguna vez leí en alguna parte una frase que quedó grabada para siempre en mi mente y en mi corazón, que decía ... "Si Dios te concede el privilegio de tener un hijo, tiembla por la responsabilidad que te entrega", porque algún día no muy lejano deberemos dar cuenta a Él por esos hijos que nos concedió ... ¿Qué hicimos de ellos? ... ¿Cuánto tiempo les dedicamos para escuchar sus inocentes inquietudes y anhelos? ... ¿Cuántas veces siendo ya adolescentes, jóvenes, o mayores, les abrimos nuestro corazón, los estrechamos fuertemente y les dijimos "Hijo, te amo". Definitivamente, de ello deberemos dar cuenta a Dios.
Esto nos lleva a la siguiente reflexión: No hay mejor forma de ser buen padre que dando el ejemplo, dado que, usted no puede pretender que sus hijos sean personas de bien si usted se contradice, o hace lo contrario de aquello que les dice, y porque para los hijos el padre es como un espejo a través del cual ellos se miran todos los días, y aún sin decir nada, los hijos, cual semilla que se nutre del agua y del aire que respiran, perciben y absorven todo cuanto sus padres le transmiten ... amor, alegría, aliento, seguridad, humildad, fe, esperanza, o quizás todo lo contrario ... peleas continuas, gritos, maltratos, palabras groseras, falta de respeto. ¿Qué está dando usted, a sus hijos ...?
Dios, nuestro Padre Celestial es nuestro pastor, y Él como buen padre quiere que nosotros también lo seamos. Por lo tanto, entréguele sus hijos y pídale que Él le enseñe y lo guíe en el díficil camino de la paternidad, para que cuando ellos también sean padres, sigan el ejemplo que usted les dio, ser buen padre.