Me enseñastes a conocer cada gesto tuyo,
me enseñastes a conocer cada pensamiento tuyo,
me enseñastes a conocer cada parte de tu cuerpo,
me enseñastes a conocer cada forma de decirme te amo;
en cambio:
-No me enseñaste... ¡Sí!, A qué hacer con el tiempo que me sobra-.
Me enseñastes a compartir mi alma contigo,
me enseñastes a compartir mi lugar contigo,
me enseñastes a compartir mi ansia contigo,
me enseñastes a compartir mi miedo contigo;
en cambio:
-No me enseñaste? ¡Sí!, A qué hacer con el espacio que me sobra-.
Me enseñastes a no temerle a mi llanto,
me enseñastes a no temerle a mi corazón,
me enseñastes a no temerle a mi futuro,
me enseñastes a no temerle a mi pensar;
en cambio:
-No me enseñaste? ¡Sí!, A qué hacer con el cuerpo que me sobra-.
Me enseñastes a no herirte con mi boca y mi pensamiento,
me enseñastes a no herirte con mi comportamiento y mi cuerpo,
me enseñastes a no herirte con mi mirada y mi rostro,
me enseñastes a no herirte con mi sentimiento y mi hombría;
en cambio:
-No me enseñaste? ¡Sí!, A qué hacer con el alma que me sobra-.
Y me enseñaste más que más;
me enseñastes a desnudar mi alma ante todos los hombres,
me enseñastes a desnudar mi sentimiento ante todos los hombres;
me enseñaste más que eso.
Me enseñaste a decirte sin ningún miedo,
sin ninguna pena,
sin ningún complejo.
Me enseñaste en cambio,
-a decirte a ti? como nunca antes lo dije:
-te amo-
Colaboración de:Pangro Daer Barun d´Bross