YA NO CAMINAS EN LA TIERRA
Tus pasos dejaron de andar,
te acostaste en tu vieja cama
y no te volviste a levantar,
te apagaste como una llama
bajo la lluvia en la tempestad,
luego al cielo voló tu alma
y tu cuerpo descansó en paz.
Ya no caminas en la tierra,
tus cosas se han quedado solas,
hoy verte a mi lado quisiera,
sentado en tu mecedora,
platicando de tus experiencias,
escuchando tus consejos por horas,
de los tiempos de dichas pasajeras.
Ya no caminas conmigo en la tierra,
y mis huellas necesitan de las tuyas,
a buscarte mi vida se aferra,
pues te extraño y estoy descubierta,
me siento navegando a la deriva,
veintitrés meses sin sentirte a mi vera
ni escuchar tu voz mañanera.
Ya no caminas más en la tierra,
pero en el cielo tendrás tu lugar,
te rezo siempre y en una quimera
anhelo pronto poderte mirar,
estar contigo como el viejo nido,
donde mi infancia llegó a despertar,
volaré luego a tu dulce abrigo,
¡Amado padre, mí querido papá!
Autora: Blanca N. García González