¿Estás sordo? ¿Puede reír o llorar un bebé sin que te des cuenta? No. Puedes oír, y los veinticuatro mil filamentos que puse en cada uno de tus oídos vibran con el viento de la arboleda, con las mareas que chocan contra las rocas, con la majestuosidad de una ópera, con el canto del petirrojo, con el juego de los niños y con la palabra te amo. Anota otro don.
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