Para ti de la colina he cortado esta flor En la costa escarpada que hacia el mar desciende Y que sólo las águilas conocen y frecuentan. En la roca agrietada, solitaria ella crecía. Los costados de la triste cima de sombra La bañaban y yo veía donde el sol ya no estaba, Como un arco brillante y rojo de victoria, La noche oscura hacía un pórtico de nubes. A lo lejos flotaban pequeños navíos. En el fondo del valle unos techos temían Llamar la atención brillando demasiado. Para ti, mi amada, he cortado esta flor. Es pálida y no tiene su corola perfume, Su raíz no atrapó en la cima del monte Sino el olor amargo de las algas marinas; Mas dije: "pobre flor, desde lo alto de esta cima Debieras descender hacia el abismo inmenso Adonde van las algas, las nubes y los barcos, Pero muere en su pecho, abismo aún más profundo, Marchítate en su seno, donde palpita un mundo. El cielo que te creó para perder tus pétalos Te destinó a la mar y yo te entrego al amor". El viento levantaba las olas, y el día ya no era Sino un destello pálido, lentamente borrado. ¡Ay, cuánta tristeza había en mis pensamientos Mientras el negro precipicio penetraba mi alma Con el frío estremecimiento del ocaso!
VICTOR HUGO
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