¿Por qué seguir aferrándonos al sufrimiento?
La vida es demasiado hermosa como para seguir sufriendo por lo pasado.
Si nos pasamos el tiempo mirando atrás nos perderemos lo que está delante nuestro.
El amor, la alegría, los deseos de vivir…
dejemos definitivamente atrás el dolor y las ganas de no seguir viviendo.
De eso créanme, ya hemos tenido suficiente.
No tiene sentido querer retomar lo que dejamos atrás.
El renunciar es más digno, debemos amarnos a nosotras
mismas más, lo suficiente como para no permitir
que sigamos encerradas en esos barrotes del pasado.
El pasado ya pasó y nadie ni nada lo podrá cambiar,
el presente está delante con muchas puertas abiertas para reír,
para amar y ser amadas.
Hay lugar para que llegue la persona adecuada a nuestras vidas,
hay lugar para esos deseos de ser amadas.
¿Por qué negarnos a ser felices? ¡Basta!
¡Basta de pensamientos que destruyen el alma y los sentimientos!
Todo esto sólo provoca que nos convirtamos en nada o en nadie,
así que ánimo, hay mucho más por lo cual vivir, conocer y descubrir.
Queda mucho por descubrir dentro de cada una de nosotros,
mucho más que aún podemos hacer y dar…
Dar, sí, dar, esa acción que nos hace más nobles y dignas.
Cuando se cierra una puerta, otra se abre.
Merecemos más
Que cada una de ustedes que leen esto, sepa que es para ustedes.
Puede que perdieran la batalla pero no la guerra, sean felices y
estén agradecidas por todas las cosas que nos pasa y sucede,
pues de toda experiencia se aprende y de todo dolor
nace un gran perdón que nos hace mejores personas.
Sonrían, que ello es buena medicina para el alma y cojan
su saco de dolor de sufrimiento heridas y todo aquello que no deben seguir cargando
y tírenlo por un precipicio tan profundo que nunca más se deje ver el dolor,
las lagrimas, el sufrimiento y la soledad. Caminen erguidos con la frente en alto,
porque en ese camino Dios les pondrá la persona con un corazón
conforme al de ustedes y serán tan felices que nunca más se acordarán
de las cosas que vivieron. Todo lo vivido y sufrido será como aguas que pasaron,
recuerden lo que les digo y tengan el corazón abierto, para ayudar
y dar al que necesita una palabra de aliento, a su debido tiempo Dios
se lo devolverá doblemente, quiéranse, valórense y no se dejen vencer.