Tengo miedo a perderte, es un terror que me recorre los huesos y me ahoga muy despacio, y me dices que me quieres con tus besos que deshielan el frio de mi cuerpo y mi conciencia, y mi miedo se apacigua como un animalito aletargado en su guarida, y me repites que me amas con tus ojos fijos en los míos, que sólo yo bailo en tus sueños como un hechicero que invoca tu voluntad en un suspiro, y se empequeñecen mis deseos de huida, de desaparecer como si nada, como si nunca hubiera existido en tus pensamientos y bebido de tus entrañas, y sonrío tímidamente rebosante de entusiasmo en este ir y venir dislocado, hasta que vuelve a aparecer el temor detrás de tus palabras, y me acabo resignando al apego de tus caricias. |