Cuando lejos esté, Cuando lo poco y mucho que en ti causé Se esfume con él;
Cuando las palabras dichas Se cubran bajo la blanca nieve del silencio, Llena tú de dicha, con él;
Cuando las lágrimas derramadas Se pierdan en el río negro de la inconsistencia, De la lejanía, de la ausencia;
Cuando lejos esté, Y lo poco y lo mucho que te amé Desaparezca –con él-,
Recuérdame por quien nunca fui. Recuérdame sin esas palabras; recuérdame como un frío silencio.
Recuérdame sin esas lágrimas; recuérdame inexistente, como el tiempo. Recuérdame en la ausencia…
Y olvídame como ese amor eterno.
Cuando la sombra falsa de mi cuerpo Se pierda tras la neblina de un falso adiós; Cuando te hayas ido con él,
Cuando las distancias se vuelvan eternas, Y los corazones se enfríen en la zozobra; Cuando los ojos no miren como ayer,
Cuando lo inefable se torne simple, Y lo bello en olvidable, Recuérdame, olvídame.
Recuérdame como nunca fui.
Y olvídame como ese amor eterno.
Olvídame, olvídame… En el intento, mi epitafio escribiré.
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