POEMA DEL DOLOR
(Fragmento)
Pero no…
Permitidme;
Quiero antes retroceder seis páginas de historia.
Quiero que vayamos con Jesús al huerto...
desmayarnos con él, sobre la roca…
sentir el alma triste hasta la muerte…
y ver que la paciencia nos conforta
a manera del ángel,
que consuela al hombre Dios en su fatal congoja
y clamar con el Cristo al Padre eterno,
en su angustia suprema y espantosa:
“Aparta de mis labios este cáliz...
hágase en mí, tu voluntad…
Perdona”.
Todos tenemos como el Cristo un Judas, que después de besarnos nos traiciona
y en la angustia más cruel de nuestra vida, los amigos, nos dejan y abandonan;
como al Cristo en el huerto, sus discípulos lo dejan solo en la suprema hora.
Ahora ved:
el inviolado, el manso, es expuesto a la turba gritadora,
desde un balcón, con túnica de loco, y el populacho lo encarnece y mofa.
El sayal de los locos fue el vestido, para el que puede con su inmensa gloria,
arrancar las estrellas del espacio y ceñírselas todas en corona,
pisar tapicería de neblina y vestirse con lampos de la aurora.
Una caña no más tomó por cetro,
un pedazo de púrpura asquerosa fue su manto real;
luego de espinas le fabricaron su real corona,
Tuvo por trono un banco endurecido, por palacio, una cárcel tenebrosa,
por corte de honor:
la turba infame, que le escupe, le insulta y le destroza;
tal fue tratado el único monarca, que no admite plural, rey de la gloria.
Después, atado a una columna, deja que le ultraje la turba escandalosa
y un huracán de cinco mil azotes, estalla en sus espaldas temblorosas…
En aquellas espaldas que debieran cubrir, cinco mil pétalos de rosa!
Tres veces se desmaya, y en su sangre, tres veces le parece que se ahoga…
al fin Pilatos dicta la sentencia,
que le condena a muerte ignominiosa
y bajo el peso de la cruz, camina el Nazareno hasta subir al Moira.
¿Su dolor? ¡Imposible!.
No habrá pluma que lo pueda pintar,
la misma historia se contenta diciendo dos palabras únicamente:
“Vía dolorosa”
En el reloj monstruoso de los siglos,
ya va a sonar la más suprema hora:
el enorme paréntesis de sangre que abre el Getsemaní
lo cierra el Gólgota;
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