Compartir la unción
2da. reyes 13: 20-21 nos comparte: Y murió Eliseo, y lo sepultaron. Entrado el año, vinieron bandas armadas de moabitas a la tierra. Y aconteció que al sepultar unos a un hombre, súbitamente vieron una banda armada, y arrojaron el cadáver en el sepulcro de Eliseo; y cuando llegó a tocar el muerto los huesos de Eliseo, revivió, y se levantó sobre sus pies.
Imagina la impresión que te llevarías si ves que un muerto al que están enterrando se levanta y camina. Como cristianos somos testigos de milagros que nos impactan. El recién pasado congreso de Ensancha es ejemplo de ello. El Señor en este tiempo hace cosas locas con nosotros. Cuando conoces más del Espíritu Santo y ves que suceden cosas sobrenaturales ten por seguro que es para que las disfrutes y también las utilices para bendecir a alguien más. Hay momentos cuando nos asustamos de las revelaciones. Yo me cuestioné muchas veces porqué el Señor me llenaba de gozo y hacía que riera por horas. Entonces Él me dijo que no intentara comprender Sus manifestaciones, sino que me gozara en ellas y las compartiera.
Discernimiento espiritual
1ra. Corintios 2:14 recuerda: Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.
Dios obra en forma sobrenatural, pídele que abra tu corazón para poder apreciar Su poder y ser testimonio vivo a tu alrededor.
1ra. Corintios 1:18 nos comparte: Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios.
La locura de la salvación debe apoderarse de nosotros. A través del poder de Dios podemos obrar milagros pero debemos dejar que nos confronte, además de conocerlo profundamente y rendirnos en obediencia a Su voluntad. Donde vayas deben ocurrir sanidades y liberaciones porque la unción debe derramarse a través tuyo.
Hechos 20: 7-12 dice: El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de salir al día siguiente; y alargó el discurso hasta la medianoche. Y había muchas lámparas en el aposento alto donde estaban reunidos; y un joven llamado Eutico, que estaba sentado en la ventana, rendido de un sueño profundo, por cuanto Pablo disertaba largamente, vencido del sueño cayó del tercer piso abajo, y fue levantado muerto. Entonces descendió Pablo y se echó sobre él, y abrazándole, dijo: No os alarméis, pues está vivo. Después de haber subido, y partido el pan y comido, habló largamente hasta el alba; y así salió. Y llevaron al joven vivo, y fueron grandemente consolados.
Muchos somos como Pablo que entusiasmados compartimos la Palabra durante largo tiempo sin cansarnos. Para poder trabajar en el ministerio de esta forma tan comprometida debemos tener hambre y sed de Dios. Si el Señor te ha dado tanto, úsalo y compártelo porque eres capaz de resucitar la fe de cuantos te escuchen y vean tu testimonio de vida.
Pastora Sonia de Luna