Quiero que apuntes varias cosas que quiero que respondas en tu casa. Y si te inspiras y las quieres escribir, quiero que me lo traigas. Yo sé que ustedes han sido de bendición para los que están cerca, pero ahora quiero que salga de Guatemala. La vida de ustedes es una riqueza impresionante. Con lo que a ti te ha pasado, no cabe ningún argumento, lo único es que crean en Dios que es real.
Lo que quiero que respondas es:
¿Quién era yo? ¿Cómo me sentía? ¿Cuál era mi condición? ¿Cuál era mi condición espiritual en ese momento? Eventos que me guiaron a la salvación. Describir la experiencia y hablar de las evidencias de su cambio.
Esto es muy importante que te lo lleves hoy. He tenido luchas impresionantes; dos o tres días gimiendo, peleando hasta con el mismo diablo. He estado peleando para poderles compartir esto y sé que es una riqueza que va a bendecir a muchos. Si no somos una cultura como esa, desde hoy comprométanse a escribirlo.
Si quieres dar tu testimonio correctamente, te voy a recomendar que finalices diciendo que el caminar con Dios ha sido maravilloso, que aún se tienen las luchas, pero que Él nos da la fuerza, que Jesús es primero en tu vida y que lo amas con todo tu corazón; que eso que hizo por nosotros lo puede hacer por otras personas.
Un testimonio es dar evidencias, obtener pruebas acerca de algo. Hay muchos ejemplos de cómo Jesús se presenta con sus hijos. Cuando se presentó a los hombres, después de resucitar, les le dijo: “Tengan paz”. Cuando se reveló a la primera mujer en la tumba, le dijo: “Ve y diles lo que ha sucedido”.
Hay muchos beneficios en reconocer ese primer testimonio, si te enfocas ahí. Por ejemplo, yo sólo oía con mis vecinos que había un Dios y que ellos lo servían. Cuando yo tuve mis conflictos, acudí a Dios, porque había oído que existía. Para nosotros es muy común, pero para una persona que no tiene esa luz, el compartirle eso es el mejor regalo que le podemos dar.
El primer beneficio es que te darás cuenta de lo especial que eras para Dios, que nadie le sopló, sino Él mismo te llevó a ese lugar. Como una joven que tenía dos caminos el fin de semana: Irse con su prima o irse a un retiro de Casa de Dios. Fue a buscar su pasaporte y no lo encontró en ningún lado; entonces, decidió ir al encuentro. Cuando fue, le dijo: “Dios mío, hoy tengo que cambiar. Si salgo igual, no voy a servir para nada”. Ese fue el cambio, porque ella lo dispuso. Dios está interesado en nuestra vida, en esos problemas que tuviste, que creíste que estabas solo, pero Dios estuvo contigo siempre. Cuando mis papás se peleaban, había tanto dolor y tristeza, pero Él me consolaba en lo que más me dolía. Cuando más lo cuentas, más seguridad hay en ti en Cristo Jesús. Después de reconocer esa dedicación de Dios para ti, viene agradecimiento, ese es el segundo beneficio.
El tercero es el deseo de servir al Señor. Y el cuarto, es que te conviertes en un predicador. Cuando comencé a contar lo de mi hermano, fui ministrada en consolación y consuelo para las personas que habían perdido a alguien. Cuando contaba lo del alcoholismo, igual; ahora puedo ministrarte a ti en esos conflictos. El no venir de una vida religiosa, me ayuda a ministrarte también en esa área. Hay una razón para que su nombre sea glorificado, para que sea confirmado en nosotros.
Mateo 3:15-16 Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó. Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él.
Este es un ejemplo de cómo el Padre comienza a testificar en Cristo Jesús
Juan 15:26 Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí.
Miren que identidad la de Jesús. El Padre testificó de El, pero Jesús ya tenía su propia identidad y con ésta comenzó a testificar. Sabía qué le había dado su padre, y esa es la identidad que Dios está restaurando en todos.
Quiero pedirle al Señor que el Espíritu Santo te inquiete después de hoy, que todo ese don de escritor salga de ahí, de adentro y que te inspires para que sólo por lo que ha pasado en tu vida, puedas ministrar un montón de almas.
Hechos 5:29-32 Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándole en un madero. A éste, Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados. Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen.
Estos son los beneficios de reconocer el poder de tu testimonio:
1. Reconocer el amor y dedicación de Dios a nuestras vidas. 2. Poder ser agradecidos. 3. Poder servirle. 4. Convertirnos en predicadores.
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