El valor de una Madre
Dios ha creado en ti la habilidad de poder hacer muchas cosas como también el que puedas
desenvolverte en varios roles o papeles. Eres hija, esposa, trabajadora, ayuda idónea,
cocinera, enfermera, consejera y madre.
No existe la madre perfecta, p;ero en todo lo que haces debes de sentirte satisfecha y
debes de procurar poder hacerlo lo mejor que puedas.
Si tomamos tan solo algunos de todas las maravillas que involucra el ser madre, nunca
dejaremos de sorprendernos de la belleza de este papel.
Lo primero, es el milagro de poder concebir un hijo y que Dios mismo esté formándolo en
tu vientre. Saber que es É quien le ha dado aliento de vida y que te lo ha confiado para
que seas madre.
Es hermoso también poder verlos crecer y desarrolarse sabiendo que son fruto de tus
enseñanzas, amor y sacificios. Formar nuevos hombres y mujeres de bien, integros,
líderes del mañana, puede dejar en ti una entera satisfacción y realización por
haber hecho de ellos lo mejor que pudiste, reconociendo que Dios te los dio para que
puedas dirigirlos en Sus caminos.
También te puedes dar cuente de lo singular de nuestro papel, cuando Jesús se compara
con una madre para mostrar la figura de cómo el nos cuida.
En Mateo 23:37 dice: "Cuantas veces quise juntar a tus hijos, como a gallina junta a sus
polluelos debajo de sus alas y no quisiste!
Qué impresionante! El mismo Jesús se compará con una madre pues sabe que una fue
creada para proteger, cuidar, y enseñarles a sus hijos. Y el otro lado, si en algo se puede
comparar una madre a Dios, aunque no seamos perfectas, es la cualidad similar a la
naturaleza divina de nunca dejar de amar a sus hijos, sin importar lo que suceda o hagan.
Conociendo lo que a cada una nos ha tocado vivir con nuestros hijos,
sabemos que ser madres es algo maravilloso, pues aun con las alegrias o sinsabores que en
algún momento podamos tener con nuestros hijos en cada etapa de sus vidas, sigamos
sintiéndonos bendecidas de ser lo que somos para ellos.
Porque Madre solo....UNA
Pastora Sonia de Luna
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Algunas madres guardan profundos resentimientos hacia sus hijos.
Créanme, la mayoría de nosotras experimentará algunos desengaños de
nuestros hijos jovenes. Pero si queremos que nuestras oraciones sean respondidas
Jesús nos dice que tenemos que perdonarlos continuamente (Mc 11.25).
Si tiene momentos difíciles algunas veces al amar a sus hijos, menos aún al
agradarse de ellos, podría tratar de parafrasear Romanos 5.5 así:
"Dios derrama tu amor en mi corazón por el Espíritu Santo para que yo
pueda amar con tu amor.