El Evangelio del Reino
Los Evangelios Sinópticos y el libro de Hechos dicen que Cristo predicó "el evangelio del reino" y lo transmitió a sus discípulos, quienes fueron testigos de señales que lo confirmaban.
Lectura: Marcos 1.14-15
Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios. v.15 Diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.
Los Evangelios sinópticos y los Hechos de los Apóstoles hacen por lo menos 20 referencias directas a la predicación del "evangelio del reino" por Juan el bautista (Mt 3:1,2), a lo largo del ministerio público de Jesús (Mc 1,14,15), en el ministerio de los discípulos en vida de Jesús (Lc 9:1,2) y a través de los Hechos.
Jesús profetizó que este mismo mensaje sería llevado hasta los confines de la tierra (Mt 24:14), para lo cual comisionó a sus discípulos, y les prometió dotarlos con el poder del Espíritu Santo, a fin de que cumplieran esa tarea (Mc 16:115-18,; Hch 1:3-8).
Se sabe que la iglesia primitiva proclamó el mismo mensaje que Jesús predicó, esto es "el evangelio del reino de Dios (Hch 8:12; 19:8; 20:25; 28:23,30,31). Así mismo experimentó las mismas evidencias confirmatorias presentes en su ministerio.
Hay sólo un evangelio: Jesús lo predicó, lo trasmitió a sus discípulos y los encomendó a su iglesia. Pablo nos advirtió que jamás recibamos cualquier otro evangelio. "Cualquier otro" puede ser un mensaje manifiestamente erróneo, vacío de poder, aunque nominalmente cristiano. Judas 3 nos insta a contender por el evangelio original, "la fe que ha sido una vez dada a los santos". Sostener firmes todo "el evangelio del reino", y esperar que el Señor confirme esa "palabra" con las señales que Él prometió. (Mc 16:15-18)
Marcos 16:15-18 El que creyeres y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. v.17 Y estas señales seguirán a los que creen; En mi nombre echarán fuera demonios, hablarán nuevas lenguas; v.18 tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.
Las señales acreditan el mensaje del evangelio, y no pueden ser limitadas a la época de los apóstoles, lo mismo que la commisión del Señor de llevar el evangelio a todo el mundo. Las señales, por lo tanto, confirman el ministerio de los embajadores de Cristo en cada nueva generación.
El amor y la obediencia del Siervo Jesús compelen a sus siervos a rendirle un servicio leal y sin reservas.
En Su amor y mi amor,
Fondo de Odys
|