La timidez, la cortedad y la vergüenza
son en esencia temor, que es lo opuesto a la
fe.
De modo que para vencer el
temor hay que tener más fe.
La cura es la fe, la
firme fe en Dios..
¡y ésta viene de leer
Sus Palabras y de estar lleno de Su
Espíritu!
Si piensas en cuánto te
ama Dios, empiezas a olvidarte de ti mismo y
a pensar más en Él.
Ese es el remedio.
Piensa constantemente en el Señor.
"Tú guardarás en completa
paz a aquel cuyo pensamiento en Ti
persevera;
porque en Ti ha confiado"
(Isa.26:3).
Sumérgete en el Señor y Él
hará que te olvides de ti mismo.
¡Entrega tu corazón por
entero a agradar al Señor y a darlo a
conocer a los demás
y Él te ayudará a
perder todas tus inhibiciones,
de manera que sólo
pensarás en Cristo, en Su mensaje,
en Su amor y en tu amor
por los demás!
¿El Señor te ha librado a ti de la
timidez?