Dios habla a través de las circunstancias
Leer | Éxodo 3.1-22
¿Puede usted recordar un tiempo en el que estuvo tan preocupado por los detalles
de su vida que no podía escuchar a Dios en absoluto? En tiempos así, muchas veces
no podemos sentir el susurro del Señor. Cuando eso sucede, Él puede hacerse oír en
voz alta por medio de circunstancias extrañas.
Pensemos en Moisés, en el tercer capítulo de Éxodo. Aunque recibió una buena educación
y fue criado como un príncipe, estaba ahora expatriado y humillado en el desierto.
Ciertamente no era la vida que él había previsto y, sin duda,
estaba ensimismado en el miedo, la frustración y el orgullo.
Pero Dios tenía grandes planes para Moisés, y necesitaba lograr su atención.
Por eso, ideó algo que el pastor de ovejas no podía ignorar:
una zarza encendida que no se consumía.
Pero aun más sorprendente, ¡Dios le habló a Moisés a través de la zarza ardiente!
¿Cree que eso habría captado la atención de usted?
A veces, así es exactamente cómo Dios actúa. Para hablarnos, debe primero
lograr toda nuestra atención
haciendo algo tan raro que no tenemos otra alternativa, sino detenernos, mirar y escuchar.
Para un hijo de Dios no hay nada que ocurra por accidente. Todo lo que usted ve u oye,
es algo que Dios ha permitido que usted note por alguna razón.
Debemos aprender a percibir a Dios en cada circunstancia, desde lo disparatado
e inesperado, hasta lo sencillo y común y corriente.
Ya sea que nuestra situación parezca increíblemente
buena o terriblemente mala, es prudente que la evaluemos con cuidado
y pidamos al Señor que nos ayude a ver el asunto desde su perspectiva
Charles Stanley
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