Amados hermanos (a):

Esta palabra profética fue dada para el país El Salvador, pondremos el nombre
de nuestra nación y profetizaremos sobre ella con amor y creyendo que en el nombre de Cristo Jesús así será.

PALABRA PROFÉTICA PARA EL SALVADOR:

Mi amada nación de El Salvador, estoy desatando en medio de ti un espíritu de arrepentimiento como nunca antes, declara el Señor, estoy moviendo en el interior de tu vida trayéndote a un tiempo de conmoción, de reconocimiento de tu pecado, de tus iniquidades, de tus rebeliones. Porque voy a sacudir de ti la confusión, el desánimo y la tardanza en arrepentirte y haré que te vuelvas a mi, que te vuelvas de todo corazón. Estoy trayendo un espíritu de unidad en medio de la iglesia, de arrepentimiento por haber estado tan separada, tan desunida en el pasado. Voy a levantar en medio de mi pueblo un clamor que llegará hasta las cámaras celestiales, clamando misericordia y socorro oportuno.

Voy a sacar a luz el espíritu religioso que ha enceguecido a mi pueblo y lo ha llevado a auto herirse, a atacarse a si mismo. Pero ya no mas permitiré que el espíritu religioso tome control de los púlpitos, de las posiciones de liderazgo de mi pueblo. Vaciaré los púlpitos de líderes que no amen al cuerpo, que quieran continuar con sectarismos y con un odio hacia los mismos consiervos. Levanto mi bandera contra el espíritu religioso, declara el Señor.

Traigo un verdadero milagro económico sobre ti mi amada nación, serás conocida como una economía prospera, serás vista como un milagro en medio del mundo hispano. Atraeré muchas inversiones que harán que te levantes de la pobreza, de la escasez. Traeré inversionistas de lejos que te ayudarán a levantarte de este largo período de postración que has tenido. "Y vinieron a él todos sus hermanos y todas sus hermanas, y todos los que antes le habían conocido, y comieron con él pan en su casa, y se condolieron de él, y le consolaron de todo aquel mal que Jehová había traído sobre él; y cada uno de ellos le dio una pieza de dinero y un anillo de oro". (Job 42:11). Haré que te sorprendas de la bendición que te daré. También te anuncio que las remesas serán mayores como testimonio que tus hijos han sido bendecidos, declara el Señor.

Te cubro con un manto de justicia, así que haré que salgan a luz las injusticias en tu territorio, haré que esos que se han movido al amparo de la oscuridad y de la injusticia para enriquecerse o para llenar tu tierra de luto, sean descubiertos y se enfrentarán a mi diestra de justicia, dice el Señor. Estoy abiertamente confrontando a los malos, a los injustos, a los poderes ocultos que tienen pactos de sangre y de muerte, que se han conjurado para llenarte de luto, de tristeza y de maldición; les anuncio que mi vara justiciera los azotará y desalojará de tu territorio, dice el Señor.

Quiero anunciarte un año de avivamiento, un año de visitación de mi Espíritu, un año donde mis vientos de transformación soplarán sobre tu tierra, trayendo salvación, restauración y reforma en medio de mi iglesia y de la nación, declara el Señor.

Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados y sanaré su tierra. Ahora Estarán abiertos mis ojos y atentos mis oídos a la oración en este lugar; porque ahora he elegido y santificado esta casa, para que esté en ella mi nombre para siempre; y mis ojos y mi corazón estarán ahí para siempre

Presbiterio apostólico-profético de Ministerios Elías

El Salvador, Centroamérica, enero del 2010