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~~Rinconcito Gianella~~: El Orgullo es un gran enemigo
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: GIANNELLA777  (Mensaje original) Enviado: 15/02/2010 20:38

 

El Orgullo es un gran enemigo

 

Ninguna condición neutraliza tan eficazmente al hijo de Dios como el orgullo.

 Con una contundencia absoluta, pone fin a la relación con el Altísimo

 y deja a las personas expuestas a toda clase de engaño espiritual.

 Cuando no se le corrige a tiempo, invita al juicio y el castigo.

Nos basta con mirar la vida del rey Saúl para ver cuán irreversibles

fueron las consecuencias del pecado de soberbia para él.

Considerando lo devastador que son los efectos del orgullo en nuestra vida,

todos nosotros deberíamos andar con temor y temblor, no sea que se instale

esta actitud en nuestro corazón. Más la lucha con el orgullo es compleja,

porque no nos enfrentamos a un problema de fácil resolución. En primer

lugar, el orgullo es profundamente engañoso. Al estar íntimamente ligado

 con la vida espiritual, fácilmente se le confunde con la verdadera pasión

y devoción por los asuntos de Dios.

Por su misma esencia, nos resulta más fácil identificarla en la vida

de nuestro prójimo que en nuestro propio corazón, pues nos engaña

en cuanto a descubrirla y desecharla.

En segundo lugar, aun cuando descubrimos su presencia en nuestras vidas

(por la acción del Espíritu), el orgullo no es una actitud que cederá

mansamente frente a nuestro intento de desenmascararla. Se llena de argumentos,

razonamientos y justificativos para convencernos de que en realidad

no es lo que pensamos que es. Exige siempre la última palabra en todo

y jamás permite que nos sintamos cómodos pidiendo disculpas, reconociendo

nuestros errores o dándole preferencia a otra persona. ¿Donde tiene su raíz el orgullo?

 El pasaje de hoy, que se une a una multitud de pasajes en la Palabra,

nos da una importante pista: la esencia del orgullo es querer

ocupar un lugar de supremacía que no nos corresponde.

Solamente el Señor debe ser exaltado. Todos nosotros somos iguales, mas el orgullo,

 que es lo que produjo la caída de Lucifer, quiere que ocupemos un puesto por encima

 de los demás, y aun de Dios mismo. Sea que no me deje corregir, o que no reconozca

mis errores, o que me dedique a juzgar a los demás, o que no me relacione

con los que no piensan como yo, el orgullo siempre me instala en una posición

 donde me considero superior al otro.

Debemos, de veras, temblar ante la posibilidad de quedar presos del orgullo.

 Solamente el Señor puede librarnos, porque solamente él lo puede

identificar claramente en nuestro corazón. No nos quedemos con nuestro propio

análisis de nuestras vidas. Sabiendo lo evasivo que es el orgullo,

 pidamos al Señor que examine nuestros corazones.

Luego, con actitud valiente, hagamos silencio para que él nos diga lo que él ve en nosotros.

Aunque duela, su diagnóstico es certero y traerá libertad.

Para pensar:

¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos.

 Preserva también a tu siervo de las soberbias;

Que no se enseñoreen de mí; Entonces seré íntegro,

 y estaré limpio de gran rebelión.

Salmos 19.12 y 13


Autor: Desarrollo Cristiano Internacional

 

Imagen10giannella.jpg picture by ALMAIRENE1

 



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