¿Qué debo hacer para ser salvo?
Esta pregunta ha recibido innumerables respuestas:
Los legalistas dicen que usted debe guardar la ley. Los judaizantes dicen que usted debe circuncidarse. Los seguidores de José Smith le dirán que debe seguir a José Smith. Los pretendidos seguidores de Jehová le dirán que debe unirse a ellos
en su salón del reino. Otros dirán lo que les nazca decir acerca de este asunto.
Pero usted ¿qué hará? Usted necesita ser salvo. ¡Es urgente! Usted no está para discusiones teológicas, ni para supuestas visiones, o para revelaciones supra terrenas de última hora. ¡Usted quiere ser salvo! ¡Y quiere saberlo ya!
Para saber lo que usted necesita para ser salvo iremos al principio. Le consultaremos al indiscutible apóstol, al maestro de los gentiles. ¡Todos reconocen que Pablo fue un hombre de Dios!
¿Qué dice Pablo de Tarso? Oigámoslo: “Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.” (Romanos 10:8-9).
Simple. Directo. ¡Maravilloso!
¿Hay aquí promesas, mandas, procesiones, ofrendas, sacrificios, mandamientos, observancias? ¡Nada de eso!
Aquí hay dos cosas simples y sencillas, (como todo lo que hace Dios): Confesión y fe. Si usted cree, usted puede confesar.
Pero la fe no es ambigua, ni etérea. No es que usted crea que Dios existe. Esa fe no salva a nadie. (El diablo también cree y tiembla).
Usted debe creer algo respecto de Dios y algo respecto de Jesús. Crea usted que Dios resucitó a Jesús. Y crea que Jesús es el Señor.
Porque si Dios resucitó a Jesús, entonces Jesús es el Señor. Y si es el Señor, es poderoso para salvar.
¡Esto no es una salvación a años plazo! ¡No es una salvación condicionada! ¡Esta es la salvación de Dios! ¡Perfecta, plena, eterna!
Si esta es la salvación que usted tiene, nadie se la puede quitar. Si no la tiene, nadie sino Dios se la puede dar.
Si le han contado de una salvación “ganable”por medio de obras de justicia propia,¡esa no es tal! Esta es la fe que salva. Es una fe portentosa. Es un regalo de Dios. Esta fe transformará su vida.
¿Cómo lo sé yo? ¿Cómo es que se lo puedo asegurar? Porque ha transformado a miles antes que a usted. ¡Y me transformó a mí también!
Usted no tiene que subir al cielo, ni bajar al abismo, para alcanzarla. Usted tiene esta posibilidad ahora.
Ahí, donde está. Con este libro en sus manos (o sin él), usted puede confesar y creer. Primero confiese, luego recibirá fe para creer. ¡Algo portentoso ocurrirá dentro de usted!
¡Usted será salvo!
Esta es la simple respuesta a la más grande pregunta que un hombre se puede formular. ¡Es la respuesta de Dios!
Bendiciones!!!
GIANNELLA
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