El Espíritu Santo es amable,
tierno, considerado, suave amoroso y
paciente.
Pero, a la vez, es poderoso y
asombroso y puede hacer lo que el
hombre no puede hacer por sí mismo.
Cuando la gente llega a la
conclusión de que necesita sanidad
emocional y que muchos de los
problemas
que enfrenta son el resultado de
raíces malas originadas en el
pasado,
con frecuencia, están
ansiosos por arrancárselas para
sentirse bien.
Es comprensible, pero es
importante dejar que el Espíritu
Santo sea el que lo guíe y
lo dirija en el proceso
sanador.
Dios ya envió a Jesucristo
a la Tierra y compró su completa
sanidad.
Una vez logrado eso, envió su
Espíritu Santo para administrarle lo
que había
sido comprado con la sangre de su
Hijo.
En Juan 16:7 Jesús les dice a sus
discípulos que será mejor para ellos
si se va al Padre,
porque de lo contrario, el
Consolador no vendría. El Consolador
es el Espíritu Santo.
Otros nombres para el Espíritu
Santo son: Ayudador, Abogado,
Intercesor, Fortalecedor y Fiel.
Durante el proceso de su
recuperación, tendrá que vivir todas
las facetas del ministerio del
Espíritu Santo.
Busque solamente el consejo
divino
No vaya de un lado para otro
buscando el consejo de todo el
mundo. Ore primero, pídale al Señor,
si es su voluntad, que recurra a
otro ser humano para ser aconsejado,
o si Dios desea que lo consulte a
Él.
Yo he tenido muchísimos problemas
en mi vida, aunque no recurrí a
nadie que me aconsejara,
excepto en una ocasión. En esa
ocasión visité a una señora que
estaba en el ministerio, la que
había sido objeto de abuso, al
igual que yo. No es mi intención
desacreditarla, pero ella no
pudo ayudarme. No era culpa suya;
simplemente no estaba ungida por el
Señor para ayudarme.
Dios no está obligado a ungir lo
que no inició. Con frecuencia, la
gente corre hacia otras personas
sin seguir la guía y el
liderazgo del Espíritu Santo, y eso
nunca produce fruto perdurable y
bueno.
Cuando tenga problemas, vaya al
Trono antes de ir al teléfono
No quiero decir que esté mal
buscar consejo. Estoy sugiriendo que
ore y deje que el Señor
lo guíe por medio del
Espíritu Santo. Deje que Él escoja
el consejero apropiado para usted.
Solamente porque una persona haya
pasado por lo mismo que usted está
pasando, o porque es
un amigo íntimo, no significa que
ese individuo sea el consejero
adecuado para usted. Por lo tanto,
repito, ¡ore!
Definitivamente, no digo que no
busque consejo, porque yo no lo haya
hecho.
Todos tenemos personalidades
diferentes.
Yo tengo una personalidad fuerte,
determinada, auto disciplinada y
centrada en mi objetivo.
Estos atributos me ayudaron para
seguir adelante hacia mi meta, que
era la integridad emocional.
Otras personas pueden necesitar
que las ayuden un poco en el
proceso, alguien que las asista
para establecer las metas y
para mantenerse firme para
alcanzarlas.
Es vital seguir la dirección del
Espíritu Santo. Él es el mejor
Consejero. Tanto lo ayudará
directamente
como lo guiará a la persona que
le ministrará. En ambos casos, usted
deberá recurrir a Dios en busca de
ayuda.
Hasta el consejo que puedan darle
los demás no tiene que ser rema
(revelación personal de Dios)
para usted sin la ayuda del
Espíritu Santo.
Por Joyce Meyer