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General: ~~¿Asombrada? Sí.. ¿Maravillada? Lo estoy logrando~~
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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: Perla  (Mensaje original) Enviado: 01/05/2010 13:21
Enviado: 09/08/2009 05:46

 

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¿Asombrada? Sí. ¿Maravillada? Lo estoy logrando.

"Te alabaré, porque asombrosa y maravillosamente he sido [hecha]; maravillosas son tus obras, y mi alma lo sabe muy bien" Sal 139.14 Biblia de las Américas

por Mary E. DeMuth

Evoco el sentimiento de asombro al pensar en el envejecimiento de mi cuerpo, pero lo de maravillarme me resulta muy difícil. Cada vez que veo a una celebridad en la portada de una revista, o me comparo a mí misma con una de mis fotografías de hace unos años, me entristezco. ¿Cómo puede este cuerpo ser maravilloso?

Debajo de la lucha que libro actualmente con mi imagen corporal, se oculta algo más profundo. Por desgracia, yo crecí pensando que mi valor dependía de la manera como me veía. No era una niña bonita que hiciera decir a alguien: "¡Qué preciosa!" Por el contrario, era fea, pobre y flaca. Así que pasé mi infancia en el anonimato, deseando ser el centro de atención de los demás.

A pesar de cómo me sentía, en algún momento de mi pubertad la atención llegó. Comencé a anhelar tener un papá, y lo busqué en el rostro de los muchachos de mi edad. Lo único que quería realmente era que alguien me abrazara y dijera: "Todo va a estar bien". Que alguien se ocupara de mí y me hiciera sentir valiosa.

Hoy soy amada profundamente por un hombre que me hace sentir valiosa. Me deleito en su abrazo y en sus tiernas palabras sobre lo hermosa que soy para él. Sin embargo, sigo lamentando el deterioro de mi aspecto físico por la edad. ¡Qué extraño! Debería aceptar con gusto la sabiduría que dan los años, la paz de cultivar un alma más hermosa. Pero hay todavía dentro de mí esa niña que asocia su valor como persona con su aspecto. ¿Le ha pasado a usted lo mismo?

En los últimos meses, mi hija de 16 años, Sophie, me ha dicho en varias ocasiones: "Mamá, eres bonita". En esos días, el Señor tuvo a bien enviarme a una conferencia para madres e hijas, en la que se habló de cinco cosas que nuestras hijas necesitan de nosotras. ¿La número tres? Hazte amiga de tu propia imagen.

Me di cuenta, entonces, de por qué Sophie había empezado a animarme: porque yo no estaba contenta con mi imagen. La manera como me veo a mí misma afecta también a mi hija. Ella estará insegura si yo estoy insegura. Su actitud en cuanto a su aspecto se verá afectada por la manera como yo me siento sobre mi apariencia. Si me siento preocupada por los kilos de más en mi peso, es probable que ella también se preocupe. Por tanto, de manera indirecta su elogio me sirvió como un recordatorio para ponerme en paz conmigo misma.

Continúa.......

 

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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: Perla Enviado: 01/05/2010 13:24

 

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¿Asombrada? Sí. ¿Maravillada? Lo estoy logrando.

Parte #2

"Te alabaré, porque asombrosa y maravillosamente he sido [hecha]; maravillosas son tus obras, y mi alma lo sabe muy bien" Sal 139.14 Biblia de las Américas

por Mary E. DeMuth

Efesios 4.29 dice: "No salga de vuestra boca ninguna palabra mala, sino sólo la que sea buena para edificación, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan" (LBLA). Muchas de nosotras somos culpables de desobedecer este versículo —sólo que esas palabras no se las decimos a alguien más, sino a nosotras mismas. Tenemos que aprender a hacernos amigas de nuestra propia imagen, y rechazar al juez insistente que sin piedad nos da el veredicto de que no nos parecemos a Jennifer Lopez.

Aunque no tengamos hijas que nos imiten, en todas partes hay quienes necesitan ver a mujeres piadosas sintiéndose cómodas con su imagen. Podríamos iniciar una revolución sintiéndonos contentas, invirtiendo nuestras energías en el amor a los demás, y regocijándonos porque nuestros cuerpos nos permiten dar abrazos, escuchar el sufrimiento ajeno y llevar las cargas de los demás.

Todas envejecemos. Por tanto, enfrentemos este hecho. He aquí seis maneras de "reconciliarnos" con lo que somos:

Mantenerse saludable. Una cosa que me ha ayudado a hacerme amiga de mi imagen, es tener un estilo de vida saludable. No podré controlar el paso de los años, pero puedo vivir sabiamente: puedo comer alimentos nutritivos, hacer ejercicio y tratar de llevarme bien con mis amigos y familiares.

Añada a eso esta sorprendente verdad: ¡Quienes aman al Señor Jesús son, en realidad, morada santa de Dios! "¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?" (1 Co 3.16). ¿Por qué pasar tanto tiempo deshonrando su templo? ¿Por qué negarle el alimento, o darle más de lo que necesita, por comer en exceso? Si Dios creó nuestros cuerpos para ser morada de su Espíritu, podemos entonces, descansar sabiendo que han sido hechos maravillosamente, y que tenemos la responsabilidad de mantenerlos saludables.

Enfrentar la cultura. Tenemos que decidir enfrentar la frívola tiranía de nuestra cultura en cuanto a la belleza. Podemos desafiar la tendencia que glorifica a la juventud, y que hace añicos todo lo que no sea la perfección. ¿Es eso lo que el Señor Jesús haría? ¿Buscaría sólo a las personas hermosas? Puesto que Él nos creó a todos, todos somos hermosos. Ponernos este yugo de la jerarquía en cuanto a belleza, es deshonrar al Señor.

 

Continúa.......

 

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Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: Perla Enviado: 01/05/2010 13:34

 

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¿Asombrada? Sí. ¿Maravillada? Lo estoy logrando.

Parte final

"Te alabaré, porque asombrosa y maravillosamente he sido [hecha]; maravillosas son tus obras, y mi alma lo sabe muy bien" Sal 139.14 Biblia de las Américas

por Mary E. DeMuth

La Madre Teresa de Calcuta dijo que encontramos al Señor Jesús en el "disfraz que oculta al dolor". ¡Qué triste que dejemos de ver a Dios por darle más valor a la belleza exterior que a la belleza verdadera! Me pregunto cuántas veces se nos ha aparecido el Señor Jesús en lo feo, y hemos desviado la mirada.

Estar conscientes de la eternidad. Siempre que me preocupo por mi aspecto, pienso en el cielo, y en el hecho de que este cuerpo perdurará. Pablo habla de la confianza que debemos tener los cristianos: "No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas" (2 Co 4.18).

Todo lo que veo en el espejo es temporal. Pero lo que elijo hacer con este cuerpo que Dios me ha dado, es lo que va a perdurar. Me temo que mi preocupación lo que hace es añadir más a la madera, el heno y la paja que Pablo menciona en 1 Corintios 3.12, 13: "Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta, porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará".

No seamos consumidas por la preocupación por este cuerpo que se está desvaneciendo, seamos consumidas por el fuego de la prueba de Dios. Esforcémonos por vivir una vida digna de las palabras de Jesús: "Bien, siervo bueno y fiel" (Mt 25.23). Como seguidoras de Cristo, debemos dar más valor a la fidelidad que a la lozanía, y al servicio más que a nuestro aspecto.

Elogiar la belleza de otras. Cuando noto que me estoy poniendo triste por mi aspecto, una de las mejores maneras de superarlo es mirando a los demás bajo una luz diferente; felicito a una amiga que acaba de perder peso; les digo a las mujeres mayores que se ven hermosas. Me esfuerzo por destacar la belleza cuando la veo.

Esto nos ayuda a dejar de pensar solo en nosotras mismas, y animar a otras mujeres, muchas de las cuales probablemente sufren también de problemas de baja autoestima. Al hacerlo, usted imitará a Pablo cuando escribió: "Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros" (Fil 2.3, 4).

Estar satisfechas en el presente. Aprenda a regocijarse por ser quien es, y por la manera en que luce. Piense en esto: ¡Hoy usted está más joven que mañana! Viva, no para lo que "ha sido", sino para lo que es en el presente. Cambiar la manera de verse ahora le ahorrará un montón de malos recuerdos innecesarios, y le ayudará a esperar con confianza lo que Dios le tiene reservado.

El secreto del contentamiento es aprender a vivir el momento, regocijarse por el aire que llena nuestros pulmones, y dar gracias a Dios por los años que nos ha dado de vida.

Esforzarse por tener belleza interior. Necesitamos recordarnos a nosotras mismas que Dios mira el corazón. Por tanto, nuestra meta en la vida debe ser procurar la clase de belleza que Él premia, y tener un corazón que busca de Él, un corazón lleno de compasión, paciencia y bondad. Visualice el futuro con un montón de nietos y quizás algunos biznietos. En ese momento usted será una anciana. ¿Tendrá las "líneas de la sonrisa"? ¿Los niños querrán lanzarse a sus brazos, porque irradiará la irresistible imagen de Jesús? ¿Tendrá un corazón hermoso?

Cuando pensar en la vejez me causa desencanto, recuerdo el rostro surcado de arrugas de la Madre Teresa, y el amor que compartía sin reservas. Mi esposo la conoció en Calcuta, cuando él trabajaba en uno de sus hogares para moribundos. Le pregunté qué pensaba de ella: "Era más pequeña de lo que yo pensaba", me dijo, "y muy anciana, pero me bendijo". Mi marido nunca olvidará su toque de bendición, lo gastadas que estaban sus manos, y la luz que brillaba en sus ojos. Era hermosa de adentro hacia afuera.

Así que, dese a usted, y dé a quienes la rodean, un regalo hoy. Descanse en el maravilloso cuerpo que Dios le ha dado. Póngase en paz con su imagen. Regocíjese por la salud que tiene. Confíe en que el Señor hará hermosa su alma. Y muestre al mundo esta verdad radical: los creyentes están satisfechos con su aspecto físico.

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El Gálatas 2.20, el apóstol Pablo afirma: "La vida que ahora vivo en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.  Le animo a que usted también viva por fe en nuestro  Salvador. Que aproveche las oportunidades que le da, para ayudar a otros a ser lo mejor que pueden ser. Así encontraremos la verdadera vida. Que Dios le bendiga mientras le busca y le sirve de todo corazón.

 


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